miércoles, 25 de noviembre de 2015

ILUSION A CUATRO BANDAS


Aunque ha pasado bastante tiempo desde la última entrada, no ha sido por falta de temas a tratar ni de sensaciones que transmitir. La triste, o no triste, realidad es que como muchos a veces me hacéis ver...¡¡no he tenido tiempo!!. 
Han pasado cosas como la experiencia en la Behobia-San Sebastián, como antes el 10.000 de Luanco, algunos entrenos buenos, otros no tanto, pero todo eso ya es pasado y dado que no encontré tiempo para contarlo en caliente, ahí lo voy a dejar, en el pasado.
El motivo de esta entrada es transmitiros cómo he sido capaz en los últimos días de recuperar toda la ilusión del mundo en el reto que ocupará muchas líneas de este blog que, como ya sabéis, no es otro que el ironman de Vitoria 2016.
La ilusión, creo que al igual que la felicidad, es un concepto del que todos hablamos sin pararnos mucho a pensar cual es su significado, y en que medida está en nuestra mano el conseguirla. Si la busco en el diccionario lo que me aparece en el ámbito en el que estamos es "esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo", desde luego a mí me ha sorprendido la definición en sí, ya que no habla de motivación, de estado de ánimo, de "empujón".
Está claro que tengo esperanza puesta en ese ironman, está claro que su cumplimiento me resulta muy atractivo y por tanto está claro que en sí ya es mi ilusión.
De todos modos, como en cada pretemporada, cuesta ponerse en modo ON y cuesta encontrar la motivación necesaria, diría más, la imprescindible para conseguir la ilusión necesaria para ir cumpliendo día a día con lo establecido.
He hecho un ejercicio de analizar casi todo lo que implica el reto y he ido buscando la motivación y la ilusión en cada uno de los componentes del triatlón, despiezando cada sector para hacer en cada caso algo "nuevo" que me generara esa ilusión.

ILUSION PARA NADAR.
Esta claro que el grupo de entreno con Toni me ilusionó el año pasado, por la novedad y por la mejora. Me hizo creerme nadador y, a pesar del pequeño fiasco de mi natación en el Skoda de Gijón, pensar a la vista de los resultados del año que podía "salir de malo" en ese sector. Con ese trabajo cumplido, parecía que este año iba a ser una repetición sin mucho margen de mejora y eso no me gustaba, así que busqué algo que me ilusionara y por ese motivo e iniciado una rutina de dos días en el gimnasio de la piscina en los que trabajo la fuerza resistencia en seco y que, de momento, parece que tienen una muy buena transmisión al agua. Las distintas tomas de tiempo que hemos hecho, muestran una mejoría muy grande respecto al año anterior y, aunque los tiempos en piscina no los considero muy representativos, estoy convencido de que aún tengo recorrido y me ilusiona seguir avanzando en este sector. En As Pontes salí del agua en 1:18, si Vitoria está bien medido, no renuncio a ganar esos 8 minutos. ILUSION.

ILUSION PARA LA BICI.
Aquí si que era difícil ilusionarme ya que el fantasma de la hernia que desapareció al hacerme escalador, volvió en el momento en que coloqué el acople y volvió a limitar el disfrute en esa posición a no más de media hora. Aún no muy convencido, me he puesto en manos de un biomecánico con buena fama, y en la primera sesión ya hemos llegado a conclusiones importantes que aportan datos para hacer modificaciones en la bici y en mi pedaleo que tal vez, y lo digo con toda la ilusión del mundo, consigan que pueda hacer sin muchos dolores esos 180Km y, lo que sería aún más importante, hacer una gran parte echado sobre el acople. En As Pontes me sorprendí a mí mismo parando el crono en 6:25 a pesar de pararme por el dolor cada 30Km. Si consigo parar cada 60 y progresar como espero, tampoco quiero renunciar a poner el crono muy muy cerca de las 6 horas.

ILUSION PARA CORRER.
En este sector si que he tenido crisis de pretemporada. Lo bueno de tener un entrenador con el que empiezo ya la cuarta temporada es que hay confianza suficiente para plantear dudas, y para ser sincero en todos los aspectos. Aunque ya en As Pontes fijamos el objetivo de la maratón en 4h, el circuito lo hizo ya imposible y luego mi prudencia lo llevo hasta 4:50. En Coruña hice 4:09 a pesar de las circunstancias. Este año me la quiero jugar y quiero intentar ver "hasta donde puedo llegar". Opino que para hacer la maratón de Vitoria en 4h, después de 8h de esfuerzo, tendría que poder hacer una aislada por debajo de 3:45, y ese reto nos hemos puesto. Voy a trabajar para eso. Después, lo ideal para mí sería tener la capacidad (que me daría ese entreno) de correr "cómodo" con Leti y Bau para su objetivo de bajar de las 4h. Aquí no quedan dudas 4h en la maratón de Vitoria!.
Con la calculadora en la mano, la cosa mete miedo porque aún sumando 10 minutos de transiciones estamos hablando de 1:10+ 0:05+ 6:00+ 0:05+ 4:00...uy uy uy uy 11:20....¡¡salvajada total!!. A día de hoy el sueño está en bajar de las 12h.

ILUSION PARA "AFINAR"
Por si toda esa ilusión fuese poca, Rubén mi "gurú" de la nutrición me ha animado a comprar una basculita de estas infernales que te mide hasta cuanta cerveza has bebido el último día. Ella será la herramienta para meternos de nuevo en peso de la manera más sana y con la mayor fuerza posible.
El otro día leí que Chris Mccormack tenía prácticamente la misma fluctuación de peso que yo...de unos 74,5Kg en el punto crítico del año, a unos 84Kg al inicio de las pretemporadas, y ¿qué queréis que os diga? eso también me animó. Tengo controlado que cada año se repite el ciclo, y también que hasta finales de Enero no suelo empezar a bajar, pero como casi todo, al principio cuesta no ver resultados. Este año, gracias al apoyo y consejos de Rubén, ya voy un poco por debajo del pasado y eso me anima a seguir en la línea.

Resumiendo, que me sobra ILUSION para seguir disfrutando de este desafío que espero seguir compartiendo con vosotros y sin duda celebrar su consecución allá por Julio..... 

jueves, 5 de noviembre de 2015

MALDITOS Y CONOCIDOS CICLOS

Llevo demasiados días retrasando esta entrada, demasiados días sabiendo que aunque espere, el tono de bajón va a predominar en ella, sabiendo que seguramente la frase final va a ser de ánimo y de impulso, sabiendo que no me gusta poner el punto y final en un estado de flojera anímica.

Lo bueno del caso es que ya hemos pasado por ello, casi como un ciclo perfecto este mes (y por desgracia el que viene) se convierte en el mes del “no puedo” del “¿merece la pena?” del “hasta aquí hemos llegado”. Cierto es que cada ciclo tiene su matiz, en algunos el bajón lo trae el mal estado físico y las malas sensaciones entrenando, en otros el desencadenante es la excesiva presión de los Excel, los tiempos, los ritmos, las comidas….

Este año es un poco de todo y un poco de nada. Es el dolor de la hernia con unos días realmente bestiales, es la muerte de seres queridos o cercanos que nos hace plantearnos el sentido de todo lo que hacemos, es el duro año de trabajo con unos resultados que no llegan a lo esperado…es todo…y es nada.

Es todo porque es innegable que todo eso nos afecta, nos hace estar tristes, desganados, nos hace vernos en perspectiva y ser conscientes de que no estamos como nos gustaría estar y eso no es nada agradable.
Es nada porque si lo pensamos con frialdad, nada de todo eso es lo suficientemente importante mientras sigamos vivos, mientras cada mañana nos ofrezca la posibilidad de vivir un nuevo día. No es nada mientras estemos rodeados de un montón de gente que nos quiere y tengamos la salud (al menos un mínimo de ella) para disfrutar de su compañía.

Así que es momento de ver el momento del ciclo en el que estamos, comprobar que el año pasado (incluso el anterior) estaba incluso un poco por encima del peso actual, leer que ya entonces había dolor y pésimas sensaciones, que las dudas predominaban sobre el convencimiento y, sobre todo, leer los capítulos finales en los que la euforia explota, en los que el orgullo de lo conseguido te hace sentir el más grande, en donde todo te recuerda porque haces lo que haces.

Hoy ha tocado correr una hora de noche, con un dolor que si bien el tratamiento del fisio ha aliviado algo ahí está y con un incipiente catarro que me mantuvo todo el día congestionado. Así y todo, esa hora ha caído, ha caído a un ritmo realmente digno aunque con una sensación de dureza que siendo objetivo, en principio me hace dudar de que pueda estar al nivel que Leti espera de mí el Domingo en la Behobia.

Pero ¿quién puede ser objetivo en la vida que llevo?, ¿quién objetivamente hubiese apostado porque pudiera tatuarme “ironman” en mi gemelo?, ¿quién objetivamente se hubiese jugado lo más mínimo a que sería capaz de finalizar como lo hice el triatlón de AlpedHuez?. 


Una vez más voy a dejar los análisis objetivos a un lado, esos que sin duda me harían pasar por el quirófano, y voy a apelar una vez más a la “inconsciencia de mi felicidad” para tratar de mantenerme disfrutando en la actividad que he elegido. El Domingo, posiblemente con el regusto del txakolí en la boca, saldré junto a Leti a por su objetivo que sin ser el mío, si es EL NUESTRO y eso es una motivación sin duda más que importante.
Esta vez hasta meta! :-)

jueves, 15 de octubre de 2015

NUEVO CAMINO. NUEVAS ILUSIONES.

Empiezo a escribir estas líneas con una mezcla de emociones difíciles de explicar. Sigo fiel a mi filosofía de "ser feliz en la vida", pero a veces cuesta. A veces ves tanto dolor a tu alrededor que te sientes mala persona por el simple hecho de que has decidido ser feliz. 
Ser feliz a la vez que compartes el sufrimiento de otros, no es fácil. No se puede simplemente pasar de todo y mirar solo para lo tuyo, básicamente porque muchas veces "lo tuyo" también duele.
He pasado unos días complicados, unos días en los que realmente se refuerza la idea de que este camino puede ser muy corto o muy largo, y que en nuestras manos solo está el disfrutar de cada paso, pero que el final o simplemente las paradas intermedias que planteamos, no son cosa nuestra.
Algunos lo llaman destino, otros le otorgan a un Dios la capacidad de marcar ese punto. Sea como sea, nosotros solo podemos definir el AHORA, yo solo puedo pensar en la próxima tecla que pulsaré. Sería muy dramático decir aquello de que "puede ser la última", pero extrapolando un poco...así es.

Lo que nadie nos puede quitar es la decisión en sí de hacia donde queremos ir y cómo queremos hacerlo. Eso es cosa nuestra y, mientras nos dejen, nosotros somos dueños de nuestros proyectos y sueños.

Así que yo he decidido ir hacia el objetivo de terminar mi segundo ironman y hacerlo en un tiempo determinado, que dejaré para mí al menos hasta que vea como reacciona mi espalda cuando vuelva a exigirle kilometradas acoplado. Pongo este objetivo aquí, puesto que el deporte es lo que originó este blog, pero el objetivo real es ir hacia allí SIENDO FELIZ. ¿Simple verdad?.

Estoy convencido de que uno puede ser feliz si se lo propone. Esto no significa ir por la vida con una sonrisa de oreja a oreja, ajeno a los problemas que sin duda a todos nos rodean. Se puede ser feliz sufriendo, llorando lo propio y lo de otros, conviviendo con días de sufrimiento, de bajón. Se puede ser feliz estando triste. Todo ese abanico de sentimientos son los que nos hacen ser personas. La gestión de cómo somos personas es lo que nos hace ser felices.

En el camino al Ironman de Vitoria que acabo de empezar, se que habrá de todo eso. Días de gloria en los que me sentiré invencible, días horribles en los que pensaré que soy totalmente incapaz, días de risas y entrenos compartidos y días de soledad y de enfados. Todos esos días TIENEN que estar ahí y tienen que formar parte del camino, que solo así se vuelve pleno e interesante.
Lo realmente importante es que todo eso lleve al objetivo que es llegar a un determinado día y mirando hacia atrás uno pueda decir "joder! que bien lo hemos pasado!" y que se tenga la sensación de que con más o menos curvas, baches o barreras cerradas, el camino se ha hecho más o menos como se dibujó.

En más de una ocasión he dicho que ya había caído en la frikifrase de "el triatlón es una forma de vida". No es que sea el triatlón, es simplemente un proyecto más de vida en el que, por suerte, el nivel de presión y de exigencia solo lo marco yo y, cuando uno es capaz de voluntariamente ponerse un gran nivel de presión, e ir superándolo, realmente puede sentirse feliz.

Así que aquí estoy de nuevo, dispuesto a seguir aburriendo al que lo desee y dispuesto a mantener este blog como parte del entrenamiento (ya no como deportista) sino como persona y, si se puede, como persona feliz!.

martes, 29 de septiembre de 2015

MAS QUE DEPORTE. EPILOGO

No penséis que esto de escribir un "epílogo" me gusta demasiado. La verdad es que el camino del tri de AlpedHuez ha sido tan largo y tan satisfactorio que creo que le dejaré una "vía de servicio" siempre abierta. Dejaremos sin cierre ese camino ya que, aunque estaba diseñado para acabar en la meta (y ni en mis mejores sueños la hubiese pintado mejor), me voy a permitir el lujo de dejar una ligera portilla delimitando ese final y enlazar directamente con el nuevo camino que ayer mismo empezaba.

Aunque muchos de mis amigos ya lo saben, ya tenemos objetivo para 2016. Un objetivo motivado por varias cosas, que poco o nada tienen que ver con el plano deportivo. Cada año que pasa me mentalizo más de que, no siendo bueno en lo deportivo, la clave está en envolver retos deportivos en otras muchas cosas que si los hagan atractivos.

Soy tan simple que he de reconocer que el hecho de que los retos sean deportivos, es por puro bienestar. Me gusta verme delgado, me gusta verme fuerte, me gusta ver que (auqnue sea por poco tiempo) mis hijos no me sacan de punto, me gusta la sensación de superación que me da el deporte, me gusta la emoción del reto superado, la confianza del entreno hecho con todo en contra.

Para 2016 retos como Celtman o Altriman rondaron durante algún tiempo mi cabeza, pero no os voy a engañar, la idea de otro viaje lejos, de una logística complicada, de una nueva hipoteca sobre nuestras vacaciones me pesaba como una losa y, en plena depresión post objetivo, no fui capaz de encontrar el ánimo para lanzarme en otra aventura de ese calibre.
Si a eso le unimos que dos grandes amigos me "ofrecen" compartir su reto, que otro grande lo hizo este mismo año, que sería algo cercano y que, con inteligencia, prudencia y ambición, puedo situar el listón en el punto justo de motivación que preciso, no hizo falta mucho más.

El reto, vuelve a ser llano y vuelve a ser muuuuuy largo. De nuevo habrá que pedirle permiso a la hernia para echarnos sobre el acople. Tengo claro que si limito el dolor, voy a disfrutar como un enano porque realmente eso es "lo mío". También tengo claro que, de no hacerlo, tocarán tardes de desesperación e impotencia, tocarán reajustes de objetivos y tocará sufrir de nuevo. Pero nadie dijo que sería fácil, y nadie en su sano juicio puede decirlo.

A estas alturas, está claro que mi reto será volver a enfrentarme a los 226Km que componen un ironman. De nuevo soñaremos con hacernos de hierro.

Casi 4 kilómetros a nado, en los que no solo habrá que explotar la enorme mejora de este año sino que nos dará la oportunidad de seguir trabajando con Toni y todos los compañeros/amigos del Multideportes y que nos auguran muchas horas de disfrute.
180 kilómetros en bici que vendrán condicionados por el comportamiento de la hernia. Toca de nuevo medir y evaluar. Encontrar el punto justo de fuerza que mantenga el dolor controlado, buscar los descansos necesarios y plantear el objetivo de ese sector en función de la capacidad del cuerpo.
Y para remate....la maratón. Carrera que desde Coruña ha tomado otro color para mí. El hecho de que en unas condiciones penosas (hoy mismo recordaba que el Domingo anterior me tuve que parar a los 13Km de entreno...) pudiese acabarla en 4:09, me hacen plantearme con total fijación que "debo" bajarla de 4 horas. Antes tendremos un test en forma de 42Km, pero ahí centraré mis esfuerzos y ahí, con ese objetivo, le pediré ayuda a Pedro.

Tocará de nuevo cuidar lo que comemos, probar cosas nuevas y adaptar los hábitos para estar mejor. No digo para correr más rápido o nadar mejor, solo quiero seguir estando bien. De nuevo aquí espero contar con el apoyo que tuve este año. Una buena relación surgida de la casualidad que poco a poco se ha ido consolidando en una amistad. Otra cosilla a agradecer al triatlón.

Me esperan muchos días de sueños compartidos y solitarios. Me esperan largas parrafadas con mis compañeros de viaje Jose, Beni y, de nuevo, Sergio. Me esperan confidencias con Bau, Susana, Milín. Me esperan vuelcos de euforias y bajones con Leti. Me espera compartir con todos vosotros emociones y sentimientos a través de estas líneas.

ME ESPERA EL IRONMAN VITORIA 2016!!

viernes, 18 de septiembre de 2015

MAS QUE DEPORTE. CAPITULO 8

Estamos en la parte final, estamos en el remate de esta aventura, y estamos aquí habiendo superado lo que sin duda más dificultades podía plantear en la búsqueda del objetivo.

Salgo a correr no solo con un estado de ánimo increíble, plenamente consciente de que estoy cumpliendo los objetivos de tiempo soñados, sino con una fascinante sensación de fortaleza física. Las piernas me van finas y desde el primer momento veo que puedo mantener un ritmo de trote lento sin entrar en fatiga respiratoria.
Estoy muy preocupado por este tema, ya que no he podido entrenar nada en altura (salvo el test de La Batallona en Somiedo) y durante el triatlón de los niños de ayer, mientras corría de un lado para otro para hacer las fotos, noté que me costaba respirar más de lo normal. Esto me tiene preocupado, pero en los primeros metros de la carrera siento que hoy es distinto y que, mientras no me salga de ese trote, parece que no tendré problemas.

La salida del campo de fútbol donde está el box es hacia abajo, giramos en el punto en el que dentro de tres vueltas me iré a meta y volvemos a subir al campo para entrar en el circuito en sí. Al salir del campo busco a Leti para saludarla y la veo de espaldas "despistada". Luego me explicaría que David había entrado en crisis por una caída, pero de mano me dio rabia el que no estuviese pendiente de mí.
Sigo corriendo lento pero seguro. Mi objetivo está en bajar de las tres horas y si es posible, acercarme a las dos y media. La primera vuelta la hago para reconocer el circuito. A ritmo tranquilo y caminando solo en una subida larga que podría hacer trotando, pero que entiendo que es mejor caminar rápido y no fatigarme.

En esta primera vuelta corro una zona de sendero acordándome de David Galguera. No tengo explicación a por qué se me mete él en la cabeza, pero así es. Posiblemente porque por senderos parecidos, he corrido con Kona, posiblemente porque en montaña estoy federado con su equipo, no lo se, pero ahí lo llevo en la cabeza y "por él" aguanto corriendo hasta el avituallamiento.

La llegada a este primer avituallamiento es muy dura, porque se llega atravesando unos 30 metros de grava suelta en la que te hundes y que hace estragos en la musculatura de las piernas. Las tres veces apreté los dientes y no eché a caminar hasta llegar a la mesa. De ahí, otra pequeña subida hasta la zona de retorno en la que recuerdo que había unos tubos gigantes apilados, cuya protección me sirvió de WC en la segunda vuelta.
Antes de ese momento, el primer paso por zona de meta. Sigo pletórico y en mi cabeza solo está el saludo a Leti y a los niños, visualizo ese puño arriba, esa sonrisa, ese choque de palmas y ese ¡¡vamos papi!! con el que siempre ella me anima.
Bajo hacia el giro buscándolos con la mirada y no los encuentro, vuelvo a subir, atravieso de nuevo toda la zona del box y soy incapaz de encontrarlos entre la gente...¿pero donde estáis??.

Otra de las cosas por las que me da rabia no verlos es porque en esta primera vuelta no he sido capaz de ver a Sergio, es seguro que no nos hemos cruzado y en algún vistazo que he echado en general, no lo he distinguido. Sigo temiendo que no ya no esté en carrera y de hecho el que nadie de los nuestros esté por allí me hace pensar en que pueda haber pasado algo. Luego también pienso que Maite si estaría con él, pero ¿y Leti?.

Hay que pensar que en ese momento llevo unas 8h de carrera y es seguro que el cerebro ya no va tan rápido como debiera. Muchos pensamientos son algo confusos y cuesta interpretar las cosas. El caso es que he hecho la primera vuelta en unos 46 minutos lo que me tiene encantado. Por lento que vaya el cerebro, lo tengo claro. 50 minutos por vuelta, 50 minutos por tres, es igual a dos horas y media....Franin, ¡¡estás que te sales!!.

Segunda vuelta y mantengo la rutina. Esta vez en mi cabeza casi a partes iguales mi hermano Bau y Susana y Nico. Por ellos sigo corriendo hasta aquel poste en el que camino, por ellos no camino en la poza de grava y llego hasta la mesa al trote y por ellos fuerzo en la subida a los tubos en la que ¡bendita parada!, toca de nuevo vaciar la vejiga.
En esta segunda vuelta, mientras inicio caminando la subida miro abajo y distingo a Sergio llegando al avituallamiento. Bien! bien! bien!. Esta ahí, sigue en carrera y lo vamos a hacer.

De nuevo al cerebro le cuesta pensar e intento hacer cálculos de distancias entre los dos. No soy capaz, lo mismo paso unos segundos convencido de que me coge (si antes no lo vi es que viene algo más rápido que yo) que al rato creo que la distancia es muy grande para que podamos entrar juntos.
Bajando a meta, decido que podemos entrar juntos, vamos muy bien de tiempos globales y, como creo que he expresado muy claramente en lo que llevo escrito hasta ahora, este triatlón es de los dos. Sin él hubiese sido difícil llegar aquí, sin aquella primera subida a San Lorenzo no hubiese tenido la confianza que he ido teniendo hoy, sin compartir nuestras dudas por el camino esto no sería igual.

Vuelvo al campo, buscando a Leti y a Maite. Es el momento glorioso en el que voy a iniciar la última vuelta y en el que si que puedo gritar ¡¡lo vamos a hacer!!. Además, quiero que sepan que Sergio y yo entraremos juntos, quiero que se lo digan a él y quiero que nos esperen a los dos.
Me resulta increíble no verlos, en esta ocasión reconozco que me disgusto bastante. Aunque una parte de mí piensa que puede haber pasado algo, la parte más egoísta vence y me domina el pensamiento de que no están ahí para que yo disfrute de ese momento...y me enfado.

Ya saliendo al circuito, las veo subir la cuesta. Mi mala leche explota y solo acierto a gritar "¿donde cojones estás??¡¡Me queda solo una vuelta, una puta vueltaaa!!". A toro pasado me dí cuenta de la enorme salida de tiesto que tuve. Llevan todo el día cargando con los niños y esperando horas y horas, no tengo ningún derecho a enfadarme por eso, pero ya que estas crónicas tratan de reflejar al 100% lo que siento, no puedo dejar de contar esto.

Un poco más adelante me cruzo con Sergio y le digo que le esperaré mientras nos cruzamos. Como no paramos, le oigo decir "no, no" y algo más que no logro entender. Sigo corriendo intentando hacer un cálculo de la distancia en tiempo y no soy capaz. Aprieto ese tramo. Paso el avituallamiento y fuerzo de nuevo en la subida a los tubos. Aquí no hay dudas, esta subida la hago por Leti.
Bajo y vuelvo a ver a Sergio de frente. Está claro que viene bien y remontándome tiempo, porque nos cruzamos donde en la vuelta anterior no le había visto. Le digo que se pare, que "tenemos que hablar".

Le digo que apriete, que me cogerá y entraremos juntos, su respuesta me quita todas las dudas "joder tío! no te pares, me llevas mucho!". Si me hubiese dicho otra cosa como "prefiero acabar solo" o similar tal vez hubiese dudado, pero tengo claro que el tiempo aquí me da exactamente igual, una vez que se positivamente que mejoraré lo previsto. Lo sé porque al iniciar la última vuelta estaba en 1:33, por debajo de la 1:40 que me llevaría a 2:30 en la carrera, y lo se porque en el último avituallamiento le pregunté la hora a una voluntaria y vi que eran las siete menos veinte, es decir bajaría, bajaríamos!, de diez horas seguro.
Convenzo a Sergio de que entraremos juntos y con un grito de "Vamos a hacerlo juntos y lo vamos a meter en 10 horas", sigo hacia delante. Corro un poco hasta el siguiente avituallamiento y en la subida que siempre hago andando fuerte, aflojo el ritmo y disfruto.

Ese pequeño bajón de ritmo es la mejor decisión que he tomado nunca. Aparte de la emoción que vivo cuando Sergio me alcanza, los minutos en los que camino más despacio son absolutamente impagables.

Es tiempo para levantar los ojos del camino, de mirar las montañas que me rodean y de ser plenamente consciente de donde estoy y de lo que estoy logrando. En esos apenas 15 minutos en los que reduzco la intensidad, me acuerdo de los días previos al viaje, lloro pensando en cada amigo que nos ha apoyado, lloro pensando en la fortaleza de mi mujer y en su incondicional ayuda. Me acuerdo de la maratón de Coruña y de como me dejé lo que ya no tenía por seguirla, por estar con ella. 
Me adelantan compañeros a los que yo había ido pasando, me emociona ver que prácticamente todos me preguntan si me pasa algo. Estamos apenas a 5Km de meta y les extraña verme mirando al infinito. Esto es deporte señores, esto es deporte. Aquí no estamos los pros, ni siquiera estamos los rápidos de los populares. Aquí estamos los que ponemos más ilusión que condiciones, aquí estamos gente a la que se nos empañan los ojos con la simple idea de que vamos a cruzar la meta, aquí estamos extraños siendo amigos.

Ya arriba del todo un chico está parado tratando de estirar un gemelo en un bordillo. Me acerco a él y le ofrezco ayuda. Me dice en inglés algo de "ramps" y con gesto de dolor acepta mi ayuda. No conozco la palabreja pero está claro que se le han "subido los gemelos" así que me agacho y se los estiro. Antes de irse agradecido se interesa por mí y por si me pasa algo para no seguir con él. Saco mi mejor Inglés "don´t worry, I´m waiting for my friend".

Y ahí llega, MI AMIGO, no quiero ser demasiado sentimental, pero me es imposible en esta fase del relato. Desde lejos levanta los puños y sonríe, yo hago lo mismo y ¡joder! ya estoy otra vez moqueando. Nos juntamos, nos damos un torpe abrazo ya que no llegamos a parar y empezamos juntos el descenso a la meta.

Lo comentamos, lo reímos, lo disfrutamos. 

Saltándome un poco el guión habitual, he querido que Sergio leyera este capítulo antes de publicarlo, para conocer su opinión ya que, aunque son mis palabras las que lo cuentan, es NUESTRA historia. Me dice que le ha gustado y me sugiere la posibilidad de escribir el algo y que yo lo anexe "si me gusta". No me gusta, me encanta ver que las emociones que sentí fueron realmente como las viví y que el título de esta serie de relatos, Más que deporte, ha sido de lo más acertado. Aquí va la aportación de Sergio.

""A lo lejos veo a Fran, caminando, esperándome. Levanto el brazo para decirle que ya estoy aquí. Sonrío, cierro los ojos, lo tengo!, lo tenemos!
Llego a su lado, nos abrazamos, contenemos las emociones, pero nuestros ojos vidriosos no esconden lo especial del momento. Del sueño vivido.

Quizá fuese hace un par de años, cuando Fran terminó su Iron.  Desde la humildad, desde el conocer sus limitaciones, desde la ilusión,  me mostró el camino, el sí se puede, que con tesón y esfuerzo se puede. Un camino que ahora recorremos juntos hasta la meta, un bonito sueño hecho realidad. Soñar despierto y seguir el camino para conseguirlo, eso es lo que nos hace felices.

Porque la esencia de todo esto, por encima de tiempos, de parciales, está el terminar, el llegar al final. Donde el camino empieza unos meses antes salpicado de mejores y peores momentos. De risas, anécdotas, pero también de frío, lluvia, lesiones, miedos. Donde la carrera final es un premio al esfuerzo de tanto tiempo.

Avanzamos y a al rato cierro los ojos, sonrío, miro al cielo. Mi abuelo nunca hubiese entendido algo como esto. Hubiese dicho algo así como que ganas tienes de darte esa paliza …J, pero me hubiese gustado poder contárselo….

Ya se ve la parte final, la música se escucha más fuerte, más gente alrededor que no para de animar. Los nuestros …

Será el final del camino? O una pausa?"" 

El día de mi cumpleaños Sergio me escribía un whatsapp que decía "Me quedo con esos últimos 3Km enfilando a la meta de alpedhuez, grandes momentos del año....sueños cumplidos!!". No pienso que necesite comentar nada más de esa experiencia.

A pesar de que preveíamos entrar juntos, la organización no pone problemas para entrar con niños, así que a unos 100m nos separamos y yo me voy por delante con Sara y David mientras él se queda para entrar después con sus peques.

Bailo, grito, salto, me abrazo con el speaker y, tras mirar a Leti que como no podía ser de otra manera allí está...me destrozo la garganta con el último alarido justo al pisar la línea de meta.

jueves, 17 de septiembre de 2015

MAS QUE DEPORTE. CAPITULO 7


Con las primeras pedaladas, rodeado por más triatletas comienza lo que realmente hacía para mí de este reto un sueño. Por delante me esperan 115Km de un recorrido tan duro como espectacular que, en mis mejores previsiones, esperaba poder acabar entre 6,5 y 7 horas con fuerzas en las piernas para soportar la carrera posterior.

Se sale con una fuerte rampa que precede a casi 25Km favorables en los que no tengo pensado (ni en esos ni en el resto) forzar más de lo necesario para entrar en mis tiempos.
Arriba de la rampa, presencio el primer incidente justo delante de mi. Un compañero se desvía al tratar de ajustarse la zapatilla, se va contra otro y zas! al suelo!. Al pasar veo que no ha sido nada grave, pero esto me recuerda lo delicados que somos y lo factible que es tener un disgusto por una tontería, así que máxima concentración y a disfrutar.

En esos primeros kilómetros se rueda realmente rápido, de hecho en el arranque del puerto, miro mi media y me sorprende ver 36Km/h y ya llevamos 24km.
Así y todo, ya me han pasado una cantidad enorme de ciclistas, muchos acoplados sobre cabras y todos rodando como bestias. También localizo a alguno de mi "estilo" y procurando no hacer drafting (cosa que la verdad es que la mayoría ignora) hago esos kilómetros en espera de las primeras rampas.
Como decía éstas llegan entorno al kilómetro 25, momento en el que siguiendo el estricto plan que me he marcado me tomo el primer gel.

Inicio la subida con calma, sin sonrojarme al meter el piñón de 30 dientes con el que puedo subir con una cadencia ligera y sin que me duelan las piernas. No lo uso prácticamente en esta primera subida, pero si tengo claro que en el momento que los muslos "pican" lo meto y tan tranquilo. Aquí sí que me pasan literalmente decenas de compañeros. Algunos como bólidos y con pinta de ser muy buenos, lo que me motiva pensando que he nadado mejor que ellos, y otros mas normalitos a los que mantengo a la vista durante bastante tiempo.
La subida es muy guapa, casi siempre metidos en un bosque y ofreciendo unas vistas del valle impresionantes según vamos ganando altura. Las pendientes constantes, la continua compañía de gente, el sol que nos acompaña y las vistas, unido todo ello a mis buenas sensaciones, hace que llegue arriba realmente eufórico.
La parte alta es impresionante. Por si fuera poco, al coronar hay una zona prácticamente llana antes del avituallamiento en la que puedes disfrutar del paisaje sin esfuerzo y a fe que lo hago. Llego sonriendo de oreja a oreja, paso el avituallamiento y me paro un poco más adelante ya que de momento llevo conmigo todo lo necesario.

Según estoy comiendo mis sandwichs, se me acerca un señor mayor señalando mi maillot y dicendo "Cofadongua.... cofadongua"...ja,ja. Tras aclarar que en Francés poquita cosa (eso sí, mi "Je ne parle pas francais" es impresionante), me explica en Inglés que hace años estuvo en Asturias, en Covadonga, y que para él era uno de los sitios más bonitos que recuerda. Obviamente le confirmo que no se equivoca y tras preguntarme si puede hacerme una foto, nos despedimos e inicio la bajada. Al día siguiente, llegaría al grupo de Trimineitors de facebook esa foto con unas líneas de este señor que tuvo que tomarse bastantes molestias para localizarme. Un detalle realmente especial.


Empiezo la bajada con la mirada puesta en el frente donde las montañas más duras se mezclan con el verde del valle. Una imagen sin duda para retener, pero sin duda la bajada requiere toda nuestra atención así que me concentro al 100% y aunque aprovecho que soy un buen bajador para pasar a algún que otro compañero, no me arriesgo en absoluto y bajo tranquilo. Al arrancar arriba he mirado para atrás buscando a Sergio, se que seguramente le he sacado tiempo en el agua y, aunque mi bici hasta ahora ha sido buena, estoy convencido de que me alcanzará en cualquier momento y espero poder disfrutar con él de unos kilómetros. Si al menos son de bajada o llano, podré hacer que sean los más posibles.


Termina la bajada y noto algún pinchazo en el bajo vientre. Me asusto un poco pensando en Beni y en su sufrimiento de Roth con el estómago, pero luego pienso que tal vez he bebido demasiado en el lago y puede que solo necesite evacuar. Por extraño que parezca, me da rabia tener que parar cuando voy bien y cuando en el ironman no lo necesité en los 180Km. Aquí no va a ser así y al inicio de un repecho muy duro que hay en la bajada, me paro y compruebo que sí, que efectivamente era necesario restablecer el equilibrio hídrico en mi interior.

El repecho es realmente duro, aunque me anima ver que aquí ya parece que he encontrado "mi sitio" y, aunque todavía me pasa alguno, la mayoría mantenemos el mismo ritmo.
Otra zona de bajada en la que paso a varios. Uno de ellos es español (lo vemos en el dorsal) y le saludo al pasar. En el llano me alcanzaría e iríamos hablando un buen rato. Un extremeño afincado en Granada que ahí está pedaleando por Francia.


Llegamos al siguiente avituallamiento cercano ya al inicio del Coll D´Ornon. Un puerto muy largo pero bastante tendido.

En el avituallamiento paro, me tomo el gel previsto y aprovecho para coger uno de los botes del Triatlón. Aunque no me gusta desprenderme de los míos (que son muchas horas juntos...), cambio los dos pensando en que uno me lo quedaré y el otro se lo daré a Bau. Al final del tri, nos dimos cuenta de que Sergio no se acordó de este tema y decidimos que él merecía más ese recuerdo (Bau lo entendería :-)).

La entrada al puerto es tal vez la imagen que más me impactó y que más recuerdo. El sol brilla con fuerza, la carretera es estrecha y el verde predomina en todo lo que está al nivel de la vista. Si levantas un poco la mirada ves dos tremendos farallones de roca gris oscura que parece que se caen sobre la carretera y ésta va directa hacia ellos. No llega a ser un desfiladero en sí, pero la gran altura de estas paredes, unidas al fondo que no es otro que la subida al puerto, hacen de este punto un lugar excepcional.


En la subida me encuentro fenomenal, no hay rampas muy duras y con un ritmo constante no demasiado exigente voy subiendo muy bien e incluso remontando alguna posición. En cada curva sigo mirando para atrás buscando a Sergio. Aunque mis números me dicen que estoy mejorando mis propias previsiones, pienso que en breve me tiene que coger.

Arriba otro avituallamiento, otra parada por el libro, sales, sandwich, relleno de botes, un pequeño trago de Coca Cola y para abajo.

Esta bajada es aún más agresiva que la anterior y aquí si que bajo fino. Llego a rueda de un italiano y decido que ya está bien, y que bajaré el resto ahí detrás. Podría pasarle, pero tendría que forzar y tampoco es plan. Noto que en cada curva mira de reojo como buscando por donde le voy a pasar, a pesar de que me mantengo lejos, y entonces me acerco un poco y como un romano más le grito "Va Bene!! Va Bene!!", ja,ja,ja,ja...está claro que me entiende, porque levanta el pulgar y ya no miraría más para los lados en las curvas.

Y con estas llegamos a Bourg D´Osains, la base de Alped´Huez. Estamos ya en los 100Km y mis relojes dicen que tengo de sobra con la hora y media prevista de ascenso para meterme incluso en las 6:30 de bici, maravilloso!.
Nueva parada en el avituallamiento, gel, agua y tratando de no mirar mucho para arriba, enfilo la recta que nos lleva a la pancarta de "comienza puerto".

Primer kilómetro de AlpedHuez...el más duro...el único momento de miedo al fracaso...el momento en el que tras 100km de dureza en las piernas, llegan las rampas donde puedes hacer crack. Entro en la rampa totalmente emocionado, me he acordado de mi suegro y su inmensa afición al ciclismo, con ese recuerdo me estallan todos los de la ultima semana... Ataco la primera rampa y en 100m se que lo tengo hecho, voy como siempre, muy lento pero seguro. Me pasa un holandés, Nico, y hablamos un poco de lo bonito y emotivo que es esto. Unos kilómetros más adelante, le volvería a pasar y se produce uno de los momentos del tri. Le saludo, bromeo y le paso...según me alejo escucho ""up! up! Fran....NEVER GIVE UP!!""....así lo haré amigo así lo haré....

El resto de la subida es una auténtica pirámide emocional. Mi ritmo es lento pero muy muy seguro y eso me da margen a disfrutar de cada metro. Consulto de vez en cuando el pulsómetro y reviso mi estado, pero las sensaciones son tan buenas que me limito a seguir avanzando. Miro muchas veces al valle que vamos dejando atrás y muy pocas hacia arriba.
Me acuerdo de Bau, cada vez que para pasar a alguien o apartarme si viene un coche noto que me lanzo un poco. Recuerdo su consejo de calma y de no cebarme en previsión de lo que aún nos queda, así que sigo subiendo, pedalada a pedalada y metro a metro.
La rutina queda fijada, sufro un poco entre las curvas con todo metido, al llegar a cada curva bajo dos piñones (las curvas son llanas o incluso favorables), lanzo la bici y hago de pie sobre los pedales los primeros metros de cada rampa, relajando así un poco la espalda. Mientras pongo de nuevo el 30, me siento y cojo de nuevo el mismo ritmo de pedalada.

Destacar aquí la cantidad de gente que nos anima (no solo aqui, sino también en muchas zonas del recorrido), muchos lo hacen en francés del que solo entiendo el "Cugash!!" (que bien escrito debe ser "courage" o lo que es lo mismo...¡¡échale pelotas!) y otros a los que les digo "merci" me contestan en castellano o inglés.

Esto provoca uno de los momentos más graciosos. Creo que fue pasando ya el pueblo de Huez, sobre la carretera delante de su casa, en una silla de plástico había un señor bastante mayor sentado y animando. Yo que subía ya pletórico, decido que éste si que me va a entender y le empiezo a gritar "Gracias!, Danke!, Merci, Thank you!, Obrigado!", el hombre literalmente se parte de risa, se levanta de la silla y aplaudiendo me dedica un "Allez..allez...allez!" que me suena a puro tour de Francia. Pulgar arriba mientras lo dejo atrás y sigo mi andadura.

Las dos últimas curvas se hacen eternas, porque entre ellas la distancia es grande y la pendiente dura. Superada la última, solo queda un rampón que nos meterá en la urbanización de la estación y en el final. En esa curva, me acerco a mi derecha y busco entre los que vienen por detrás a Sergio y reconozco que ya me empieza a extrañar un poco el no verle. Por un lado, supone una inyección de moral importante (ratifica que estoy haciendo una gran bici), pero por otro me intranquiliza un poco pensar que le pueda haber pasado algo.
Últimos metros que hago chapurreando inglés con una chica a la que he alcanzado. En nuestra conversación varios "very hard" "amazing" "beautiful" y adjetivos similares, más que adecuados para el pedazo de etapón que acabamos de hacer.

En la recta final antes de boxes ya veo a Leti, Maite y los niños. Los saludo eufórico, feliz, encantado. Ya en el box, miro el cuenta kilómetros. 117 kilómetros en 6:25, sigo mejorando previsiones!.
Me cambio con calma, decido correr con una sola camiseta y salgo del box. Al salir les pregunto por Sergio y me dicen que no ha llegado. Aunque en esas situaciones uno bastante tiene con regular su esfuerzo, con evaluar su estado y con centrarse en los 22Km que aún tiene que correr, reconozco que una ligera intranquilidad me domina. Como ya he escrito muchas veces aquí, éste siempre fue un reto compartido, y si le ha pasado algo, si no termina, está claro que la esperada fiesta en meta...no va a ser lo mismo.

Con esa sensación, salgo a correr también sabiendo que aún nada está hecho, pero que tengo una gran parte del reto superada. 

miércoles, 16 de septiembre de 2015

MAS QUE DEPORTE. CAPITULO 6

Una vez que te enfundas el neopreno, las bromas bajan intensidad, el ruido en el box es menor y aunque el buen ambiente se mantiene, todos y cada uno de nosotros sabemos que ha llegado el momento. Para unos solo significará una prueba más, para otros la lucha por la victoria, para muchos la culminación de muchos meses de trabajo y para todos, una experiencia única.

Nos acercamos juntos a la bajada al lago. Sergio se ha puesto un gorro de neopreno (hay bastante gente con ellos) y yo opto por usar dos gorros. No es que crea que me va a servir mucho contra el frío, de hecho se habla de una temperatura del agua entorno a 15º, lo que a mi no me asusta mucho, pero el que me pongo debajo es el gorro del "multideportes Oviedo". 

Para mí el formar parte de este grupo este año ha sido algo muy importante, y ésta es mi manera de "rendirle homenaje". No solo me ha ayudado a mejorar una barbaridad en el sector de natación, consiguiendo mejorar mis tiempos con menos esfuerzo, sino que me ha hecho sentirme parte de un grupo y, aunque con algún altibajo, sentirme integrado en un grupo de gente con la misma forma de entender el deporte que yo. Me ha servido para conocer cracks como Javi, también a un nuevo fisio con el que pasar las imprescindibles sesiones de chapa y pintura, una luchadora como Amondine y más gente a la que no nombro pero que ahí están en el "fabuloso grupo del mediodía".
Mención aparte merece el "jefe", con Toni no solo he conseguido hacer entrenos serios de natación (hasta ahora solo nadaba), sino que poco a poco hemos generado una muy buena relación de confianza que nos ha hecho compartir entrenos fuera del agua y alguna que otra cerveza, bueno éstas en mi caso que a él no le gusta el oro líquido!.

Metidos ya en el rebaño, vamos lentamente accediendo a la rampa que baja al agua. Ya desde la orilla vemos que mucha gente ha cruzado nadando el ancho del canal y van trepando a las rocas de cierre del otro lado, semejando leones marinos en su descanso al sol. La bajada es muy inclinada y nos ayudamos entre todos para no caer. Recuerdo que Sergio pisó una piedra (la alfombra azul estaba sobre grava) y se hizo un poco de daño, nada serio pero me hace tomar mil precauciones al pisar.

En el momento que meto un pie en el agua, evalúo su temperatura y me doy cuenta de que aunque está fresca, no va a ser un problema para mí. Alguna ventaja tiene que tener mi porcentaje de grasa elevado y una de ellas sin duda es la resistencia al frío. Como dato comentar que a uno de los favoritos, lo tuvieron que sacar del agua a los 200m de carrera con una importante hipotermia.
No es mi caso y tras alguna brazada, ni siquiera salgo del agua a esperar la salida. Me quedo flotando cerca de Sergio (que si sale al sol) y esperamos sin más que el tema arranque.

Aunque todavía hay gente bajando la rampa, le comento a Sergio que deberíamos acercarnos más a la salida y así lo hacemos. Nos alejamos unos metros y entonces, yo con las gafas en la frente, veo un helicóptero que vuela bajo y escucho gritos entre los de alante. Como un bobo, me pongo a saludar y me doy cuenta que ¡¡esto ya ha empezado!!. Me pongo las gafas, intento ver a Sergio, aunque no lo consigo...y empiezo a nadar.

Disfruta, disfruta y disfruta. Ese mantra que tanto repetí en el iron, me sirve de arranque aquí. En esta ocasión, aún es más fácil porque cada vez que sacas la cara a respirar, ves las montañas que nos rodean y eres muy consciente de donde estás.  La verdad es que aunque me voy librando de golpes, la sensación de que necesitas ir concentrado es total. Casi mil personas, dos mil brazos y otras tantas piernas en un espacio que inicialmente es muy estrecho, hacen que sea imposible tener la sensación de nadar libre.
Así y todo, tengo una natación bastante limpia en toda la primera vuelta y me siento muy fuerte. La sensaciones son de ir bastante rápido y soy capaz incluso de elegir a que pies ir y de tener bastante claro el ritmo que llevo y el desgaste que implica.

Al final de la primera vuelta, tengo un incidente con otro triatleta. Vamos a girar la boya y somos bastantes, me viene por detrás y por un interior que yo estoy cubriendo. Me da una vez, igual fue un accidente. Dos veces, amigo ésta ha dolido. La tercera me da en el hombro y siento que tira hacia atrás. Espera, yo ahora soy buen nadador no?, vamos a probarlo. Me abro a la derecha, lo dejo pasar, me pongo a su izquierda, lo remonto y ¡oh Dios me perdone! (aunque no tengo ni arrepentimiento ni propósito de enmienda) le sacudo un medido y preciso codazo en la cabeza que, en mi opinión y considerando el dolor en mi codo, compensaba los "accidentes" previos. Cambio el ritmo, y hago 50m muy fuertes en los que lo dejo fácilmente atrás (que si, Toni que si...que ando bien en el agua!) y sigo a lo mío que es nadar y disfrutar. 

En la larga recta final, han debido abrir una pequeña presa o similar, porque de repente noto "olas" y atravesamos una zona en la que hay muchas ramitas y hojas flotando. Se hace un poco incómodo, pero es solo un lunar en una natación preciosa en la que sientes que estás nadando en una botella de Fuensanta. Tanto es así que creo que bebo un montón, al menos deshidratado no iré en bici.
Subo por la rampa y al echar la vista atrás confirmo que he hecho una muy buena natación ya que el número de gorros en el agua es realmente grande. Se que muchos, muchísimos de esos no tardarán en pasarme pero que narices? que me quiten lo bailao!.

Paro el crono en 44 minutos, mis cálculos preveían unos 42 que suponían nadar 2.200m a una media de 3:45 los 200m. Ya en la bici comprobaría que la distancia nadada fue de 2377m con lo que la media salía prácticamente planchada.

Me sorprende ver a Leti y a los niños, tengo tiempo incluso de darles un beso a Sara y a David, mientras corro hacia el box. Leti llegó un pelín tarde para ese beso. 
La transición tranquila pero ordenada. No me pongo nada de abrigo, porque luce un sol muy agradable aunque si meto en el maillot un buff, los manguitos y el chubasquero. Tomo la pastilla de sales y cojo la bici para iniciar lo que sin duda es el plato fuerte de este triatlón. 115Km de bici por el corazón de los alpes, ascendiendo unos 3000m y atravesando dos puertos previos antes de enfrentarnos al coloso.

Para esto hemos entrenado, y para esto hemos venido. Recuerdo subirme a la bici con una sonrisa y con el ánimo al 110%....vamos!!!

martes, 15 de septiembre de 2015

MAS QUE DEPORTE. CAPITULO 5

Como era de esperar, me despierto antes de que suene el despertador. La hora de salida son las 9:30 y estamos a menos de 10 minutos de descenso en bici, así que no es necesario madrugar. Sin embargo los nervios y la previsión de posibles incidentes (¡bendita previsión!), hacen que decidamos salir de casa sobre las 8 para ir holgados.

Descanso en la cama y visualizo por enésima vez los recorridos. Desde el éxito del ironman, lo que me gusta visualizar es el momento en el que todo empieza y me veo desde fuera haciendo algo que me sigue resultando increíble. El no perder la visión de lo "grande" que es uno de estos retos para mí, creo que es la esencia para que luego consiga disfrutar de esa manera.
En cuanto oigo movimiento en el piso de abajo, salto de la cama y bajo a encontrarme con Sergio. Nuestras caras reflejan la emoción y los nervios. Vemos por las ventanas que el día está espectacular con lo que al menos ya tenemos una cosa a nuestro favor.
Desayunamos en silencio y pronto se despiertan nuestras sufridas compañeras. Sobra hacerles homenajes en estas crónicas, pero está claro que sin el apoyo de Maite y Leti, ninguno de los dos estaríamos aquí, así que muchas gracias por la parte que os toca chicas.

Yo he dejado las bolsas preparadas la noche anterior y todo lo que he de llevar puesto, perfectamente colocado.
He optado por hacer lo mismo que en el iron, una malla de compresión hará de ropa interior y me acompañará toda la prueba. La llevaré debajo del neopreno para nadar, después pondré sobre ella el culotte, el maillot de la clásica de Covadonga (puxa Asturies!!) calcetines y guantes para la bici, y luego una camiseta y un pantalón para correr.
En el primer BOX debemos entregar la bolsa que usaremos en la T2 y la organización la sube a AlpedHuez. Ahí meto el pantalón, dos camisetas, unos calcetines para cambiarlos, la gorra, los playeros, dos pastillas de sales, dos geles y un bote de antirozaduras.

Me visto con la ropa que usaré en la bici y con un chubasquero que dejaré en el box ya que no tenemos muy claro que temperatura hará y como gestionar los previsibles cambios.
Ya estamos listos!. Un poco antes de las ocho, nos despedimos e iniciamos el descenso de las rampas de la Cruz de Hierro que nos llevarán hasta el lago. Está bastante fresco, y no se baja muy cómodo por todo lo que llevamos colgando (Sergio aquí va mejor ya que tuvo la precaución de llevarse una mochila grande "prescindible"). La verdad es que como intuíamos, no hay guardaropa y eso es una faena, la verdad. Imaginaros bajar en bici portando la bolsa del neopreno, la bolsa que os comenté anteriormente más dorsal, gorro, gafas y ropa de abrigo.

Llegamos a la zona de T1 y ya respiramos triatlón por todas partes, estamos ahí, lo vamos a hacer!. Los nervios se mezclan con ilusión y lo cierto es que es de los momentos más emotivos.
Pronto esa emoción se tornaría en desesperación al llegar uno de los peores momentos que recuerdo en mucho tiempo.

Nos acercamos al control de material y vemos que están pintando el número tanto en el brazo como en la pierna, por lo que nos paramos a quitar las chaquetas. En ese momento me fijo en el tobillo de otro compañero y le veo el chip.....EL CHIP!!. Soy plenamente consciente de que me lo he dejado en casa. A pesar de que los nervios me hacen vaciar las bolsas en la hierba buscándolo, SE que me lo he dejado en casa junto a la cama. Se me viene el mundo encima, sin él no puedo entrar al box, sin él no puedo competir, sin él...buf!!.
No sabría decir que hora era exactamente pero si me doy cuenta de que no hay tiempo para subir hasta la casa, no son muchos kilómetros, pero como ya he dicho es la subida a la Cruz de Hierro, un mito del Tour cuyas rampas no son precisamente un regalo.
En ese momento lamentamos no haber traído el móvil. El día anterior lo habíamos comentado y, bromeando, dije que si no llevábamos el móvil estaríamos obligados a terminar ya que no podríamos llamar para pedir socorro. Maldita decisión.

En ese momento Sergio me dice "ese grupito son españoles, igual tienen móvil". No dejo pasar ni un segundo y me voy a ellos desesperado. Bien!! tienen móvil y por supuesto me lo ceden sin problemas, llamo a Leti y le digo exactamente donde esta el chip, lo localiza y quedamos en vernos en la carretera. Subo corriendo y espero una eternidad (que no serían más de 10 minutos pero que laaaaarrrrgooosssss) hasta que llega. Lo cojo por la ventanilla y vuelvo a correr hacia abajo.

Ya con todo en regla y, aún con margen, accedemos al box y disfrutamos de la compañía de veteranos y novatos, observamos pros y gente de a pie, vemos risas, tensión, emoción pero sobre todo, creo que vemos una prueba distinta, un ambiente sano, más de mil "locos" que han decidido que hoy se van a poner a prueba.

jueves, 3 de septiembre de 2015

MAS QUE DEPORTE. CAPITULO 4

Jueves 30 de Julio, hoy es el día en el que seré plenamente consciente de lo que me espera mañana, el día en el que vea claramente que ha llegado el momento de que los diez meses que llevo preparando este reto, cobren sentido y hagan que mañana todo salga como lo hemos previsto.

Hoy subiremos hasta Alped´Huez para recoger los dorsales, y para que Sara y David participen en el triatlón infantil que se organiza paralelamente al resto de pruebas. Alped´Huez no es un triatlón al uso, ya que no solo se desarrolla entre semana, sino que se compone de varias pruebas que se desarrollan en varios días. Este año en concreto, el Miércoles se celebra el duatlón, el Jueves el tri infantil, el Viernes la larga distancia y el Sábado el triatlón corto.

Los niños están nerviosos. Es otra de las partes que me gusta del deporte. El hecho de que hayamos sido capaces de generar una “familia deportista”, creo que es algo muy positivo en su educación y que, según van creciendo, nos permite compartir más cosas ya que es algo que podemos tener en común. Este año han sido varios los “entrenamientos” juntos, bien con Leti, bien conmigo han salido con sus bicis a acompañarnos mientras corremos, o hemos hecho algún paseo juntos en bici. También les gusta “entrenar en serio” y han practicado hasta las transiciones. Mención aparte merece el esfuerzo de David por mejorar en natación. Los dos se defienden bien, pero Sara tiene una habilidad natural para ello y nada realmente bien. David, aún nadando peor, no deja pasar una visita a la piscina sin practicar (a veces hace tantos metros que me deja alucinado) y sin preguntar que puede hacer para mejorar.

Hoy va a ser su día y, tras el triatlón de Logroño que ambos acabaron encantados el año pasado, van a correr su segundo triatlón y nada menos que en este entorno. Yo vivo todo esto muy emocionado, en más de una ocasión les hemos intentado transmitir la suerte que tienen y lo privilegiados que somos (tanto ellos como nosotros) de disfrutar la vida que tenemos. Tratamos de explicarles que las cosas no son gratis y que hay que valorar mucho lo que tenemos y ¿qué queréis que os diga?, para mí el que dos niños de 9 y 11 años estén en AlpedHuez para disfrutar de algo que les gusta, es un privilegio. Intento transmitirles mi filosofía del deporte, que compitan pero que disfruten, que exploten todas las cualidades que tengan, pero que se midan solo por lo que ellos logren. Si las comparativas a mi edad ya son muy relativas, a la suya lo son mucho más, dependiendo del grupo de edad las diferencias son enormes, así que intento que entiendan que están ahí para divertirse y que pueden hacerlo igual de bien ganando que llegando el último. Una cosa buena de este triatlón infantil es que no hay clasificación, no hay pódium, y no se considera para nada el orden de llegada.

Pero todo esto será de tarde. Por la mañana tendremos tiempo de conocer la estación de AlpedHuez y recoger los dorsales. Antes de eso, debemos subir el puerto con el coche y me llega un momento de “crisis total”. Es un puerto que agota subirlo en coche, literalmente se me hace eterno y en cada salida de cada curva me da la impresión de que la carretera se dispara de tal manera que no podré subirlo. Es totalmente verídico que me vine abajo y que me asaltaron muchas dudas sobre mis posibilidades. De noche, ya en casa, me pasé media hora revisando la altimetría y comparándola con puertos en los que había entrenado como Coto Bello, Lagos o San Lorenzo, para darme cuenta de que sí que podía. Más tarde me di cuenta que el hecho de que las curvas sean prácticamente llanas (o incluso ligeramente favorables), hace que desde el coche se perciba la siguiente rampa como mucho más dura de lo que es.
Una vez arriba, localizamos la feria del corredor y llegamos justitos a recoger los dorsales y ahí ya si que se pone en marcha la maquinaria precompetitiva…¡¡estamos en el lío!!.

Durante el paseo por los stands me tropiezo de frente con Marcel Zamora, sin duda uno de los mejores triatletas de larga distancia del mundo y cuyo libro “¿Quién quiere una vida mejor?” me inspiró y motivó bastante. No soy yo mucho de perseguir famosos, pero según le vi, me salió un “¡hombre Marcel…¿qué tal?” al que respondió con un “muy bien! y tú?”. Ja,ja,ja, un tío que ha ganado en múltiples ocasiones los ironman más duros (Embrun y Niza) y me saluda con una asombrosa sencillez y naturalidad. No lo puedo evitar y le pido una foto a la que también se une Sergio. Nos deseamos mutuamente suerte y nos despedimos. El como cada año, hará el triatlón corto como preparación del asalto a su sexto “Embrunman”.

Después de comer empieza el triatlón infantil. Los nervios son evidentes y los dos no paran de “analizar rivales”. Sobre todo Sara que está un poco acomplejada por la cantidad de bicis de carretera que va viendo. Lo cierto es que son de niños y niñas de categorías mayores y en las suyas la mayoría eran bicis de montaña. Trato de tranquilizarla y mentalizarla de que disfrute de lo que va a hacer.
En la entrada en boxes las llaman una a una (la organización impecable) y coloca todas las cosas bajo mi supervisión. Un último beso y ánimo y a la pisci. Me coloco para hacer las fotos de tal modo que veo toda la piscina. Mi idea es hacerle fotos nadando y bajar corriendo a la línea de meta para verla llegar.
Nada de lujo y, aunque tuvo un despiste en una boya del que pudo sacar algo de ventaja, sale del agua emparejada con la primera. Sale sonriendo y concentrada y en ese momento reconozco que me siento muy orgulloso. En la transición pierde ese puesto, ya que tiene que ponerse la camiseta y se nota que la otra niña es algo más “experta” ya que usa tritraje y cinta portadorsal. Da igual, sale sonriendo y apretando en la bici. Bajo a toda pastilla a la meta y tengo la suerte de verla en el circuito de bici, sigue con buena cara y apretando fuerte. Me voy a meta a esperarla y llega sonriendo y disfrutando, el speaker los recibe a todos como ganadores y realmente es un momento muy emotivo. Nos abrazamos y subimos de nuevo para esperar la salida de David.

Más o menos tengo calculado cuantas carreras habrá antes del turno de David, pero en un momento dado, Leti nos llama gritando que le toca y no está listo. A toda pastilla le pongo el gorro, el casco, las gafas….y lo metemos adentro. Hago lo mismo que con Sara y llego justo para ver como entra corriendo el último en la zona de la piscina. Mientras tomo alguna foto, pienso que los niños extranjeros deben alimentarse muy bien, porque a pesar de que David no es precisamente muy grande, casi todos le sacan la cabeza y alguno incluso un trozo más. Mi asombro aumenta cuando veo que salen del mismo sitio que Sara y que hacen la misma natación. Ya en meta, comprobaríamos que Leti se había colado y lo habíamos metido en la categoría superior!!.
Nos da igual, el chaval tiene madera de Trimineitor y, aunque en el agua alguno literalmente le pasa por encima, consigue sobrevivir y salir bien del agua. Le animo en la transición y de nuevo carrera a meta. Por el camino lo veo iniciar la segunda vuelta de bici (que en su categoría no debería haber hecho) y vuelvo a pensar que algo raro pasa. Al final llega a meta corriendo como una liebre y, aunque muy sofocado, también disfrutando y, más aún, cuando supo que había hecho “la carrera con los mayores”.

En resumen, una experiencia muy positiva para todos y que creo que a ellos les ha aportado un punto más de madurez y de sensación real de hacer “algo diferente”. Tiempo habrá para saber si este deporte les gusta y les engancha, hasta entonces seguiré siendo un papá muy orgulloso que disfruta de unas “competiciones” donde hasta la fecha, solo he visto compañerismo, diversión y deportividad.

Terminado esto, solo queda volver a bajar el puerto, volver a sufrir nervios evaluando cada rampa y volver a casa a descansar para ya si, llegar al día que tanto hemos esperado. Antes de dormirme, de nuevo unos mensajes con Bau hablando de mi miedo al puerto, de nuevo sus ánimos y una frase que tendría muy presente durante la subida del día siguiente “No te cebes y recuerda que luego hay que correr, que ese puerto es muy goloso si estás fuerte y tú estás fuerte, fuerte”, yo le contesté que no creía que pudiese pecar de fortaleza ahí, y le reiteraba el “acongoje” que había sufrido al subirlo en coche. Nos emplazamos para la llamada que le haría al cruzar la meta y con esa ilusión, cerré los ojos para aprovechar el último descanso.  

martes, 1 de septiembre de 2015

MAS QUE DEPORTE. CAPITULO 3

El sueño empieza con sueño, a las 5:15AM del Miércoles 29 de Julio suena el despertador con el que dejamos atrás la pesadilla de los últimos días y empezamos a llevar al terreno real las ilusiones soñadas.

Sobre las 6 de la mañana ya estamos todos en el coche y damos comienzo a un viaje de más de 1300Km que nos ha de llevar hasta el pueblo de Allemond en el que nos alojaremos junto a Maite y Sergio.

Del viaje, poco que contar, mi cabeza es una mezcla de recuerdos de los últimos días, de ilusión por lo que se me viene encima y de trabajo mental para prepararme para esto último. No me resulta fácil ya que no acabo de encontrar de nuevo la tensión que fui perdiendo poco a poco cuando durante unos días me vi fuera.
Resulta realmente curioso ver cómo funciona la mente y lo decisiva que resulta para encaminar hacia un lado u otro las cosas que nos van pasando. Siempre he sido un defensor de los estados mentales, en el sentido de que su control decidirá en gran medida lo que nos pase, o al menos cómo nos afecta lo que nos pase. Mi cabeza dejó a un lado la parte deportiva del viaje y noto perfectamente que me cuesta mucho el volver a centrarme en ello. Pronto cedo el volante y mientras descanso, visualizo de nuevo cada metro del reto que me espera, intentando despertar al gato de mi estómago. Ese viejo conocido de las grandes citas, que perezoso se niega a aparecer esta vez.

Me repito una y otra vez, que estoy camino de Francia, que vamos al corazón de los Alpes para disputar uno de los grandes triatlones a nivel europeo, una de las pruebas deportivas más duras y sin duda espectaculares que alguien puede afrontar, y ahí voy yo, alguien que hace no mucho ni siquiera se podría plantear algo así. Estos pensamientos deberían bastar para que tuviese una “crisis nerviosa”, pero nada, incluso así sigo tranquilo y, ahora a toro pasado, pienso que totalmente inconsciente.

Tras algo más de 13 horas de viaje totales, llegamos a Allemond y, siguiendo las indicaciones de nuestros amigos, nos dirigimos a la Cruz de Hierro (otro mítico puerto del Tour con cuya sola mención mi piel se pone de gallina) y reconozco tras pasar una presa, un embalse que el sábado pasado vi mientras pasaba la carrera desde una toma del helicóptero. La verdad es que pensaba que “nuestro lago” estaba en otra dirección, pero al ver la alfombra azul, las boyas ya colocadas y la zona de boxes, caigo en la cuenta que allí, en esas oscuras aguas, iba a empezar mi reto.
Aún sin ser un estado de nervios grande, ahí ya el gato se despereza y empiezo a darme cuenta de que realmente estamos allí, que realmente lo vamos a hacer.

La casa se encuentra a unos 4/5 km del inicio de puerto y por tanto de la zona de salida lo que, como os contaré más adelante, fue una ventaja sin duda decisiva. Llegamos agotados, pero felices y emocionados de por fin estar allí.
La velada es corta por el cansancio acumulado, pero me sirve para junto a Sergio, ir visualizando lo que nos espera. Cuando llegamos, justo al bajar del coche, Sergio llegaba de hacer su último entrenamiento. Subía corriendo por la pedazo de rampa en la que estaba la casa y recuerdo que me dijo “tu plan ponía 45 minutos con fartlek, así que yo…por el libro”, ja,ja,ja, aparte de la envidia que me dio el darme cuenta de que mis últimos días habían sido un caos tanto a nivel de entrenos como de alimentación, recuerdo que también tuve esa sensación de “responsabilidad” por haber liado a este buen amigo en una aventura de la que poco sabíamos. Lo que estaba claro, es que tanto Sergio como yo, nos la habíamos tomado muy en serio y habíamos puesto todo de nuestra parte para rematarlo con una sonrisa.

Nos cuentan que por allí no hay un metro llano, que el ambiente ciclista que se respira es increíble y que a todas horas (como luego podríamos comprobar) pasaban ciclistas de todo tipo, desde el más pro que subía cebado, hasta la sexagenaria pareja que subían tranquilamente con una sonrisa y un saludo en los labios.

Me voy a la cama acariciando ya al gatito que se ha hecho evidente en mi estómago y que me recuerda sensaciones de otras citas. Cruzo algunos whatsapp con los más cercanos, sobre todo con mi hermano Bau, ese “compañero entrenador médico psicólogo amigo” con el que sin duda este año he volcado más cantidad de mensajes sobre estados de ánimo, entrenos buenos, entrenos malos, dudas etc… Tal vez hayamos entrenado menos juntos que otros años, pero ahí quedarán esas travesías Perlora-Candás, esas salidas en bici en las que sin duda destaca la Lieres-Laviana pasando la Collada de Arnicio en un día que quedará para el recuerdo o ¿cómo no? ese triatlón olímpico de As Pontes que compartimos con tan buenos resultados para ambos.

Fiel a mi filosofía de lograr esto con “cervezas y cachopos”, lo mejor de entrenar con Bau es que sabes que después no va a faltar la parte lúdica y la rehidratación completa. Tal vez no sea el compañero ideal de entrenos de alguien que aspire a buscarse en las primeras hojas de las clasificaciones, pero para mí, que solo aspiro a aparecer en esas clasificaciones y, mientras me busco en ellas, en mi cara se dibuje una sonrisa recordado lo bien que me lo pasé, mientras me esforzaba por alcanzar la meta, sin duda Bau es el compañero perfecto. El sabe bien todo lo que le agradezco el estar ahí, y sabe bien que sin su apoyo estas cosas no serían tan sencillas.

Apago el móvil y con la agradable sensación de que parte del objetivo ya se ha cumplido estando allí, me duermo para soñar con algo que pronto podría hacer realidad.

miércoles, 26 de agosto de 2015

MAS QUE DEPORTE. CAPITULO 2

En toda esta historia, aún no he hablado de mi compañero (nuestros compañeros) de viaje, a los que obviamente todo esto afectó de una manera importante. En el momento en el que recibía la llamada de Leti, un mensaje de Sergio en el grupo que compartimos, gritaba “VACACIONES”. La verdad es que fue un golpe de ironía bastante doloroso.
Haciendo acopio de serenidad, le llamé para con cortas frases ponerle al corriente de lo ocurrido y pedirle que no pusieran cosas en el grupo para no afectar más a Leti.

No sé exactamente cuándo lo lié para que se embarcase en esta locura, pero tengo claro que lo hice y en cierto modo, me sentía “responsable” de su participación en el triatlón. Al igual que nosotros, Maite y él organizaron sus vacaciones para hacer coincidir su inicio con la prueba y estar una semana juntos por Alpes, antes de continuar cada familia por su lado.

Tengo claro que sin Sergio, mi camino no hubiese sido el mismo. Aparte de los entrenamientos compartidos (cómo olvidarme del día en el que tras pinchar tres veces entre los dos, tuvimos que ser “rescatados” por un taxi en el Alto la Llama), y las pruebas disfrutadas juntos, a lo largo de los meses fueron muchos los mensajes cruzados en los que compartíamos sensaciones de entrenos, dudas, nerviosismos. Muchos mails y whatsapp en los que analizamos el recorrido, las posibles sensaciones, las estimaciones…en fin, un camino sin duda compartido al 100%.

La primera subida a S. Lorenzo, en la que logré aceptar que mi ritmo era más bajo que el suyo y aun así, mantenerme firme en ese ritmo propio para coronar más que feliz ese coloso, la Clásica de Lagos que compartimos casi completa y en la que llegar a Lagos con poco retraso frente a él supuso un gran golpe de moral y ¿cómo no? el half que también compartimos en Madrid, uniendo la competición con un gran fin de semana de las dos familias. Momentos todos ellos que sin duda convirtieron el camino en algo muy agradable y que soñábamos culminar en la meta de AlpedHuez.

Con aquella llamada en la que le adelantaba que de momento no viajaría a Francia, sabía que estaba “dejando solo” a Sergio, solo en una aventura en la que yo le había metido. No fue para nada agradable. 
Obviamente, hablamos de amigos con mayúsculas, y su reacción fue de apoyo completo e incondicional. Más tarde, Maite me comentaría que incluso se había planteado el no ir, no me extraña. Un viaje así, un reto así, es mucho más fácil si se comparte.

Además, como el face me había recordado no hacía mucho, por Julio de 2011 hacía mi primera salida en bici de carretera, una “Greg Lemod” que Sergio me había prestado para que pudiese probar si aquello del triatlón me iba a gustar, sin necesidad de invertir en una bici. Al final, sí que parece que aquello me gustó y en cierto modo, debo poner a Sergio en un lugar importante en esta evolución personal.

Durante aquellos días, cruzamos bastantes mensajes en los que en ningún momento me transmitió su decepción o simplemente disgusto por el hecho de que no pudiésemos estar allí con ellos. Simplemente nos animaban a estar tranquilos y deseaban que todo fuese bien.

Una vez que el Domingo decidí, tras hablar con Leti, que viajaría con mi ahijado, la primera llamada fue para Sergio. Recuerdo que le pillé un poco estresado mientras buscaban aparcamiento para comer. Estaban ya de viaje hacia el destino y les pillé en un momento un poco crítico. Así y todo, estoy seguro de que para Sergio supuso una gran noticia el saber que no iba a estar solo en el desenlace de la aventura en la que le había embarcado unos meses atrás.

Está claro que en los capítulos que dedique a la carrera en sí, Sergio va a ser sin duda un elemento muy presente, pero no quería dejar pasar la ocasión de reflejar en el previo lo importante que ha sido en toda esta historia y, espereo, lo sea en futuros retos que nos planteemos.