jueves, 5 de noviembre de 2015

MALDITOS Y CONOCIDOS CICLOS

Llevo demasiados días retrasando esta entrada, demasiados días sabiendo que aunque espere, el tono de bajón va a predominar en ella, sabiendo que seguramente la frase final va a ser de ánimo y de impulso, sabiendo que no me gusta poner el punto y final en un estado de flojera anímica.

Lo bueno del caso es que ya hemos pasado por ello, casi como un ciclo perfecto este mes (y por desgracia el que viene) se convierte en el mes del “no puedo” del “¿merece la pena?” del “hasta aquí hemos llegado”. Cierto es que cada ciclo tiene su matiz, en algunos el bajón lo trae el mal estado físico y las malas sensaciones entrenando, en otros el desencadenante es la excesiva presión de los Excel, los tiempos, los ritmos, las comidas….

Este año es un poco de todo y un poco de nada. Es el dolor de la hernia con unos días realmente bestiales, es la muerte de seres queridos o cercanos que nos hace plantearnos el sentido de todo lo que hacemos, es el duro año de trabajo con unos resultados que no llegan a lo esperado…es todo…y es nada.

Es todo porque es innegable que todo eso nos afecta, nos hace estar tristes, desganados, nos hace vernos en perspectiva y ser conscientes de que no estamos como nos gustaría estar y eso no es nada agradable.
Es nada porque si lo pensamos con frialdad, nada de todo eso es lo suficientemente importante mientras sigamos vivos, mientras cada mañana nos ofrezca la posibilidad de vivir un nuevo día. No es nada mientras estemos rodeados de un montón de gente que nos quiere y tengamos la salud (al menos un mínimo de ella) para disfrutar de su compañía.

Así que es momento de ver el momento del ciclo en el que estamos, comprobar que el año pasado (incluso el anterior) estaba incluso un poco por encima del peso actual, leer que ya entonces había dolor y pésimas sensaciones, que las dudas predominaban sobre el convencimiento y, sobre todo, leer los capítulos finales en los que la euforia explota, en los que el orgullo de lo conseguido te hace sentir el más grande, en donde todo te recuerda porque haces lo que haces.

Hoy ha tocado correr una hora de noche, con un dolor que si bien el tratamiento del fisio ha aliviado algo ahí está y con un incipiente catarro que me mantuvo todo el día congestionado. Así y todo, esa hora ha caído, ha caído a un ritmo realmente digno aunque con una sensación de dureza que siendo objetivo, en principio me hace dudar de que pueda estar al nivel que Leti espera de mí el Domingo en la Behobia.

Pero ¿quién puede ser objetivo en la vida que llevo?, ¿quién objetivamente hubiese apostado porque pudiera tatuarme “ironman” en mi gemelo?, ¿quién objetivamente se hubiese jugado lo más mínimo a que sería capaz de finalizar como lo hice el triatlón de AlpedHuez?. 


Una vez más voy a dejar los análisis objetivos a un lado, esos que sin duda me harían pasar por el quirófano, y voy a apelar una vez más a la “inconsciencia de mi felicidad” para tratar de mantenerme disfrutando en la actividad que he elegido. El Domingo, posiblemente con el regusto del txakolí en la boca, saldré junto a Leti a por su objetivo que sin ser el mío, si es EL NUESTRO y eso es una motivación sin duda más que importante.
Esta vez hasta meta! :-)

No hay comentarios:

Publicar un comentario