jueves, 17 de septiembre de 2015

MAS QUE DEPORTE. CAPITULO 7


Con las primeras pedaladas, rodeado por más triatletas comienza lo que realmente hacía para mí de este reto un sueño. Por delante me esperan 115Km de un recorrido tan duro como espectacular que, en mis mejores previsiones, esperaba poder acabar entre 6,5 y 7 horas con fuerzas en las piernas para soportar la carrera posterior.

Se sale con una fuerte rampa que precede a casi 25Km favorables en los que no tengo pensado (ni en esos ni en el resto) forzar más de lo necesario para entrar en mis tiempos.
Arriba de la rampa, presencio el primer incidente justo delante de mi. Un compañero se desvía al tratar de ajustarse la zapatilla, se va contra otro y zas! al suelo!. Al pasar veo que no ha sido nada grave, pero esto me recuerda lo delicados que somos y lo factible que es tener un disgusto por una tontería, así que máxima concentración y a disfrutar.

En esos primeros kilómetros se rueda realmente rápido, de hecho en el arranque del puerto, miro mi media y me sorprende ver 36Km/h y ya llevamos 24km.
Así y todo, ya me han pasado una cantidad enorme de ciclistas, muchos acoplados sobre cabras y todos rodando como bestias. También localizo a alguno de mi "estilo" y procurando no hacer drafting (cosa que la verdad es que la mayoría ignora) hago esos kilómetros en espera de las primeras rampas.
Como decía éstas llegan entorno al kilómetro 25, momento en el que siguiendo el estricto plan que me he marcado me tomo el primer gel.

Inicio la subida con calma, sin sonrojarme al meter el piñón de 30 dientes con el que puedo subir con una cadencia ligera y sin que me duelan las piernas. No lo uso prácticamente en esta primera subida, pero si tengo claro que en el momento que los muslos "pican" lo meto y tan tranquilo. Aquí sí que me pasan literalmente decenas de compañeros. Algunos como bólidos y con pinta de ser muy buenos, lo que me motiva pensando que he nadado mejor que ellos, y otros mas normalitos a los que mantengo a la vista durante bastante tiempo.
La subida es muy guapa, casi siempre metidos en un bosque y ofreciendo unas vistas del valle impresionantes según vamos ganando altura. Las pendientes constantes, la continua compañía de gente, el sol que nos acompaña y las vistas, unido todo ello a mis buenas sensaciones, hace que llegue arriba realmente eufórico.
La parte alta es impresionante. Por si fuera poco, al coronar hay una zona prácticamente llana antes del avituallamiento en la que puedes disfrutar del paisaje sin esfuerzo y a fe que lo hago. Llego sonriendo de oreja a oreja, paso el avituallamiento y me paro un poco más adelante ya que de momento llevo conmigo todo lo necesario.

Según estoy comiendo mis sandwichs, se me acerca un señor mayor señalando mi maillot y dicendo "Cofadongua.... cofadongua"...ja,ja. Tras aclarar que en Francés poquita cosa (eso sí, mi "Je ne parle pas francais" es impresionante), me explica en Inglés que hace años estuvo en Asturias, en Covadonga, y que para él era uno de los sitios más bonitos que recuerda. Obviamente le confirmo que no se equivoca y tras preguntarme si puede hacerme una foto, nos despedimos e inicio la bajada. Al día siguiente, llegaría al grupo de Trimineitors de facebook esa foto con unas líneas de este señor que tuvo que tomarse bastantes molestias para localizarme. Un detalle realmente especial.


Empiezo la bajada con la mirada puesta en el frente donde las montañas más duras se mezclan con el verde del valle. Una imagen sin duda para retener, pero sin duda la bajada requiere toda nuestra atención así que me concentro al 100% y aunque aprovecho que soy un buen bajador para pasar a algún que otro compañero, no me arriesgo en absoluto y bajo tranquilo. Al arrancar arriba he mirado para atrás buscando a Sergio, se que seguramente le he sacado tiempo en el agua y, aunque mi bici hasta ahora ha sido buena, estoy convencido de que me alcanzará en cualquier momento y espero poder disfrutar con él de unos kilómetros. Si al menos son de bajada o llano, podré hacer que sean los más posibles.


Termina la bajada y noto algún pinchazo en el bajo vientre. Me asusto un poco pensando en Beni y en su sufrimiento de Roth con el estómago, pero luego pienso que tal vez he bebido demasiado en el lago y puede que solo necesite evacuar. Por extraño que parezca, me da rabia tener que parar cuando voy bien y cuando en el ironman no lo necesité en los 180Km. Aquí no va a ser así y al inicio de un repecho muy duro que hay en la bajada, me paro y compruebo que sí, que efectivamente era necesario restablecer el equilibrio hídrico en mi interior.

El repecho es realmente duro, aunque me anima ver que aquí ya parece que he encontrado "mi sitio" y, aunque todavía me pasa alguno, la mayoría mantenemos el mismo ritmo.
Otra zona de bajada en la que paso a varios. Uno de ellos es español (lo vemos en el dorsal) y le saludo al pasar. En el llano me alcanzaría e iríamos hablando un buen rato. Un extremeño afincado en Granada que ahí está pedaleando por Francia.


Llegamos al siguiente avituallamiento cercano ya al inicio del Coll D´Ornon. Un puerto muy largo pero bastante tendido.

En el avituallamiento paro, me tomo el gel previsto y aprovecho para coger uno de los botes del Triatlón. Aunque no me gusta desprenderme de los míos (que son muchas horas juntos...), cambio los dos pensando en que uno me lo quedaré y el otro se lo daré a Bau. Al final del tri, nos dimos cuenta de que Sergio no se acordó de este tema y decidimos que él merecía más ese recuerdo (Bau lo entendería :-)).

La entrada al puerto es tal vez la imagen que más me impactó y que más recuerdo. El sol brilla con fuerza, la carretera es estrecha y el verde predomina en todo lo que está al nivel de la vista. Si levantas un poco la mirada ves dos tremendos farallones de roca gris oscura que parece que se caen sobre la carretera y ésta va directa hacia ellos. No llega a ser un desfiladero en sí, pero la gran altura de estas paredes, unidas al fondo que no es otro que la subida al puerto, hacen de este punto un lugar excepcional.


En la subida me encuentro fenomenal, no hay rampas muy duras y con un ritmo constante no demasiado exigente voy subiendo muy bien e incluso remontando alguna posición. En cada curva sigo mirando para atrás buscando a Sergio. Aunque mis números me dicen que estoy mejorando mis propias previsiones, pienso que en breve me tiene que coger.

Arriba otro avituallamiento, otra parada por el libro, sales, sandwich, relleno de botes, un pequeño trago de Coca Cola y para abajo.

Esta bajada es aún más agresiva que la anterior y aquí si que bajo fino. Llego a rueda de un italiano y decido que ya está bien, y que bajaré el resto ahí detrás. Podría pasarle, pero tendría que forzar y tampoco es plan. Noto que en cada curva mira de reojo como buscando por donde le voy a pasar, a pesar de que me mantengo lejos, y entonces me acerco un poco y como un romano más le grito "Va Bene!! Va Bene!!", ja,ja,ja,ja...está claro que me entiende, porque levanta el pulgar y ya no miraría más para los lados en las curvas.

Y con estas llegamos a Bourg D´Osains, la base de Alped´Huez. Estamos ya en los 100Km y mis relojes dicen que tengo de sobra con la hora y media prevista de ascenso para meterme incluso en las 6:30 de bici, maravilloso!.
Nueva parada en el avituallamiento, gel, agua y tratando de no mirar mucho para arriba, enfilo la recta que nos lleva a la pancarta de "comienza puerto".

Primer kilómetro de AlpedHuez...el más duro...el único momento de miedo al fracaso...el momento en el que tras 100km de dureza en las piernas, llegan las rampas donde puedes hacer crack. Entro en la rampa totalmente emocionado, me he acordado de mi suegro y su inmensa afición al ciclismo, con ese recuerdo me estallan todos los de la ultima semana... Ataco la primera rampa y en 100m se que lo tengo hecho, voy como siempre, muy lento pero seguro. Me pasa un holandés, Nico, y hablamos un poco de lo bonito y emotivo que es esto. Unos kilómetros más adelante, le volvería a pasar y se produce uno de los momentos del tri. Le saludo, bromeo y le paso...según me alejo escucho ""up! up! Fran....NEVER GIVE UP!!""....así lo haré amigo así lo haré....

El resto de la subida es una auténtica pirámide emocional. Mi ritmo es lento pero muy muy seguro y eso me da margen a disfrutar de cada metro. Consulto de vez en cuando el pulsómetro y reviso mi estado, pero las sensaciones son tan buenas que me limito a seguir avanzando. Miro muchas veces al valle que vamos dejando atrás y muy pocas hacia arriba.
Me acuerdo de Bau, cada vez que para pasar a alguien o apartarme si viene un coche noto que me lanzo un poco. Recuerdo su consejo de calma y de no cebarme en previsión de lo que aún nos queda, así que sigo subiendo, pedalada a pedalada y metro a metro.
La rutina queda fijada, sufro un poco entre las curvas con todo metido, al llegar a cada curva bajo dos piñones (las curvas son llanas o incluso favorables), lanzo la bici y hago de pie sobre los pedales los primeros metros de cada rampa, relajando así un poco la espalda. Mientras pongo de nuevo el 30, me siento y cojo de nuevo el mismo ritmo de pedalada.

Destacar aquí la cantidad de gente que nos anima (no solo aqui, sino también en muchas zonas del recorrido), muchos lo hacen en francés del que solo entiendo el "Cugash!!" (que bien escrito debe ser "courage" o lo que es lo mismo...¡¡échale pelotas!) y otros a los que les digo "merci" me contestan en castellano o inglés.

Esto provoca uno de los momentos más graciosos. Creo que fue pasando ya el pueblo de Huez, sobre la carretera delante de su casa, en una silla de plástico había un señor bastante mayor sentado y animando. Yo que subía ya pletórico, decido que éste si que me va a entender y le empiezo a gritar "Gracias!, Danke!, Merci, Thank you!, Obrigado!", el hombre literalmente se parte de risa, se levanta de la silla y aplaudiendo me dedica un "Allez..allez...allez!" que me suena a puro tour de Francia. Pulgar arriba mientras lo dejo atrás y sigo mi andadura.

Las dos últimas curvas se hacen eternas, porque entre ellas la distancia es grande y la pendiente dura. Superada la última, solo queda un rampón que nos meterá en la urbanización de la estación y en el final. En esa curva, me acerco a mi derecha y busco entre los que vienen por detrás a Sergio y reconozco que ya me empieza a extrañar un poco el no verle. Por un lado, supone una inyección de moral importante (ratifica que estoy haciendo una gran bici), pero por otro me intranquiliza un poco pensar que le pueda haber pasado algo.
Últimos metros que hago chapurreando inglés con una chica a la que he alcanzado. En nuestra conversación varios "very hard" "amazing" "beautiful" y adjetivos similares, más que adecuados para el pedazo de etapón que acabamos de hacer.

En la recta final antes de boxes ya veo a Leti, Maite y los niños. Los saludo eufórico, feliz, encantado. Ya en el box, miro el cuenta kilómetros. 117 kilómetros en 6:25, sigo mejorando previsiones!.
Me cambio con calma, decido correr con una sola camiseta y salgo del box. Al salir les pregunto por Sergio y me dicen que no ha llegado. Aunque en esas situaciones uno bastante tiene con regular su esfuerzo, con evaluar su estado y con centrarse en los 22Km que aún tiene que correr, reconozco que una ligera intranquilidad me domina. Como ya he escrito muchas veces aquí, éste siempre fue un reto compartido, y si le ha pasado algo, si no termina, está claro que la esperada fiesta en meta...no va a ser lo mismo.

Con esa sensación, salgo a correr también sabiendo que aún nada está hecho, pero que tengo una gran parte del reto superada. 

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