martes, 15 de septiembre de 2015

MAS QUE DEPORTE. CAPITULO 5

Como era de esperar, me despierto antes de que suene el despertador. La hora de salida son las 9:30 y estamos a menos de 10 minutos de descenso en bici, así que no es necesario madrugar. Sin embargo los nervios y la previsión de posibles incidentes (¡bendita previsión!), hacen que decidamos salir de casa sobre las 8 para ir holgados.

Descanso en la cama y visualizo por enésima vez los recorridos. Desde el éxito del ironman, lo que me gusta visualizar es el momento en el que todo empieza y me veo desde fuera haciendo algo que me sigue resultando increíble. El no perder la visión de lo "grande" que es uno de estos retos para mí, creo que es la esencia para que luego consiga disfrutar de esa manera.
En cuanto oigo movimiento en el piso de abajo, salto de la cama y bajo a encontrarme con Sergio. Nuestras caras reflejan la emoción y los nervios. Vemos por las ventanas que el día está espectacular con lo que al menos ya tenemos una cosa a nuestro favor.
Desayunamos en silencio y pronto se despiertan nuestras sufridas compañeras. Sobra hacerles homenajes en estas crónicas, pero está claro que sin el apoyo de Maite y Leti, ninguno de los dos estaríamos aquí, así que muchas gracias por la parte que os toca chicas.

Yo he dejado las bolsas preparadas la noche anterior y todo lo que he de llevar puesto, perfectamente colocado.
He optado por hacer lo mismo que en el iron, una malla de compresión hará de ropa interior y me acompañará toda la prueba. La llevaré debajo del neopreno para nadar, después pondré sobre ella el culotte, el maillot de la clásica de Covadonga (puxa Asturies!!) calcetines y guantes para la bici, y luego una camiseta y un pantalón para correr.
En el primer BOX debemos entregar la bolsa que usaremos en la T2 y la organización la sube a AlpedHuez. Ahí meto el pantalón, dos camisetas, unos calcetines para cambiarlos, la gorra, los playeros, dos pastillas de sales, dos geles y un bote de antirozaduras.

Me visto con la ropa que usaré en la bici y con un chubasquero que dejaré en el box ya que no tenemos muy claro que temperatura hará y como gestionar los previsibles cambios.
Ya estamos listos!. Un poco antes de las ocho, nos despedimos e iniciamos el descenso de las rampas de la Cruz de Hierro que nos llevarán hasta el lago. Está bastante fresco, y no se baja muy cómodo por todo lo que llevamos colgando (Sergio aquí va mejor ya que tuvo la precaución de llevarse una mochila grande "prescindible"). La verdad es que como intuíamos, no hay guardaropa y eso es una faena, la verdad. Imaginaros bajar en bici portando la bolsa del neopreno, la bolsa que os comenté anteriormente más dorsal, gorro, gafas y ropa de abrigo.

Llegamos a la zona de T1 y ya respiramos triatlón por todas partes, estamos ahí, lo vamos a hacer!. Los nervios se mezclan con ilusión y lo cierto es que es de los momentos más emotivos.
Pronto esa emoción se tornaría en desesperación al llegar uno de los peores momentos que recuerdo en mucho tiempo.

Nos acercamos al control de material y vemos que están pintando el número tanto en el brazo como en la pierna, por lo que nos paramos a quitar las chaquetas. En ese momento me fijo en el tobillo de otro compañero y le veo el chip.....EL CHIP!!. Soy plenamente consciente de que me lo he dejado en casa. A pesar de que los nervios me hacen vaciar las bolsas en la hierba buscándolo, SE que me lo he dejado en casa junto a la cama. Se me viene el mundo encima, sin él no puedo entrar al box, sin él no puedo competir, sin él...buf!!.
No sabría decir que hora era exactamente pero si me doy cuenta de que no hay tiempo para subir hasta la casa, no son muchos kilómetros, pero como ya he dicho es la subida a la Cruz de Hierro, un mito del Tour cuyas rampas no son precisamente un regalo.
En ese momento lamentamos no haber traído el móvil. El día anterior lo habíamos comentado y, bromeando, dije que si no llevábamos el móvil estaríamos obligados a terminar ya que no podríamos llamar para pedir socorro. Maldita decisión.

En ese momento Sergio me dice "ese grupito son españoles, igual tienen móvil". No dejo pasar ni un segundo y me voy a ellos desesperado. Bien!! tienen móvil y por supuesto me lo ceden sin problemas, llamo a Leti y le digo exactamente donde esta el chip, lo localiza y quedamos en vernos en la carretera. Subo corriendo y espero una eternidad (que no serían más de 10 minutos pero que laaaaarrrrgooosssss) hasta que llega. Lo cojo por la ventanilla y vuelvo a correr hacia abajo.

Ya con todo en regla y, aún con margen, accedemos al box y disfrutamos de la compañía de veteranos y novatos, observamos pros y gente de a pie, vemos risas, tensión, emoción pero sobre todo, creo que vemos una prueba distinta, un ambiente sano, más de mil "locos" que han decidido que hoy se van a poner a prueba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario