miércoles, 26 de agosto de 2015

MAS QUE DEPORTE. CAPITULO 2

En toda esta historia, aún no he hablado de mi compañero (nuestros compañeros) de viaje, a los que obviamente todo esto afectó de una manera importante. En el momento en el que recibía la llamada de Leti, un mensaje de Sergio en el grupo que compartimos, gritaba “VACACIONES”. La verdad es que fue un golpe de ironía bastante doloroso.
Haciendo acopio de serenidad, le llamé para con cortas frases ponerle al corriente de lo ocurrido y pedirle que no pusieran cosas en el grupo para no afectar más a Leti.

No sé exactamente cuándo lo lié para que se embarcase en esta locura, pero tengo claro que lo hice y en cierto modo, me sentía “responsable” de su participación en el triatlón. Al igual que nosotros, Maite y él organizaron sus vacaciones para hacer coincidir su inicio con la prueba y estar una semana juntos por Alpes, antes de continuar cada familia por su lado.

Tengo claro que sin Sergio, mi camino no hubiese sido el mismo. Aparte de los entrenamientos compartidos (cómo olvidarme del día en el que tras pinchar tres veces entre los dos, tuvimos que ser “rescatados” por un taxi en el Alto la Llama), y las pruebas disfrutadas juntos, a lo largo de los meses fueron muchos los mensajes cruzados en los que compartíamos sensaciones de entrenos, dudas, nerviosismos. Muchos mails y whatsapp en los que analizamos el recorrido, las posibles sensaciones, las estimaciones…en fin, un camino sin duda compartido al 100%.

La primera subida a S. Lorenzo, en la que logré aceptar que mi ritmo era más bajo que el suyo y aun así, mantenerme firme en ese ritmo propio para coronar más que feliz ese coloso, la Clásica de Lagos que compartimos casi completa y en la que llegar a Lagos con poco retraso frente a él supuso un gran golpe de moral y ¿cómo no? el half que también compartimos en Madrid, uniendo la competición con un gran fin de semana de las dos familias. Momentos todos ellos que sin duda convirtieron el camino en algo muy agradable y que soñábamos culminar en la meta de AlpedHuez.

Con aquella llamada en la que le adelantaba que de momento no viajaría a Francia, sabía que estaba “dejando solo” a Sergio, solo en una aventura en la que yo le había metido. No fue para nada agradable. 
Obviamente, hablamos de amigos con mayúsculas, y su reacción fue de apoyo completo e incondicional. Más tarde, Maite me comentaría que incluso se había planteado el no ir, no me extraña. Un viaje así, un reto así, es mucho más fácil si se comparte.

Además, como el face me había recordado no hacía mucho, por Julio de 2011 hacía mi primera salida en bici de carretera, una “Greg Lemod” que Sergio me había prestado para que pudiese probar si aquello del triatlón me iba a gustar, sin necesidad de invertir en una bici. Al final, sí que parece que aquello me gustó y en cierto modo, debo poner a Sergio en un lugar importante en esta evolución personal.

Durante aquellos días, cruzamos bastantes mensajes en los que en ningún momento me transmitió su decepción o simplemente disgusto por el hecho de que no pudiésemos estar allí con ellos. Simplemente nos animaban a estar tranquilos y deseaban que todo fuese bien.

Una vez que el Domingo decidí, tras hablar con Leti, que viajaría con mi ahijado, la primera llamada fue para Sergio. Recuerdo que le pillé un poco estresado mientras buscaban aparcamiento para comer. Estaban ya de viaje hacia el destino y les pillé en un momento un poco crítico. Así y todo, estoy seguro de que para Sergio supuso una gran noticia el saber que no iba a estar solo en el desenlace de la aventura en la que le había embarcado unos meses atrás.

Está claro que en los capítulos que dedique a la carrera en sí, Sergio va a ser sin duda un elemento muy presente, pero no quería dejar pasar la ocasión de reflejar en el previo lo importante que ha sido en toda esta historia y, espereo, lo sea en futuros retos que nos planteemos. 

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