lunes, 31 de marzo de 2014

CONCILIANDO

13 añitos....y los que te rondaré....morena!!!
Muchos de vosotros me preguntáis que cómo es posible compaginar el montón de horas de entrenos, con las horas de trabajo, con la familia y con el resto de aficiones (que aunque hay que saber priorizar)…aún mantengo activas. La respuesta es que, sin ser fácil, no es imposible y os voy a contar este último finde como ejemplo, para que veáis que con una organización casi militar…se puede disfrutar un montonazo y además cumplir con todos los objetivos, con lo que el disfrute es absoluto.
Aunque nuestro aniversario de boda es el 7 de Abril, las agendas (nuestras y de los “guardeabuelos”) hacían que éste fuera el mejor fin de semana para intentar celebrarlo y poder pasar unas horas en pareja que, ¿para qué engañarnos? creo que es algo necesario.
Así que como regalo, busqué una casa rural para hacer una escapada el sábado de noche y disfrutar de un poco de monte juntos (ya que es algo que sin duda echamos de menos los dos).
El sábado mi plan decía (1:20 bici+ 10Km carrera)…como organizarlo?, fácil!. A las 10 quedé en recoger a Bau en casa de mis padres en Las Segadas, fui con el coche y juntos volvimos a Lieres para coger las bicis y volver rodando hasta Las Segadas.
Unos 35Km que cuadramos casi a la perfección en esa hora y veinte. Al llegar, Leti nos esperaba ya lista. Transición tipo iron (o sea….pausada), y los tres a correr. Al poco la rodilla de Bau dice que no está recuperada, así que tiene que pararse. Leti y yo seguimos y sin acusar para nada la bici previa, hacemos los 10Km a un ritmo medio de 5:17 con mucha comodidad…bien!!. Comida con mis padres y dejando ya a los niños, nos vamos al cine (ni me acuerdo cuándo fue la última vez que habíamos ido al cine los dos solos). Muchas risas con “Ocho apellidos vascos”…buenísima.
Así te reciben en El Castañiu...."romántica energía" :-)
Del cine, a conocer el Alto de La Colladona, que une Laviana con Cabañaquinta, un puerto del que había oído hablar mucho y que no conocía. Es una pena que el asfalto esté muy destrozado, porque la carretera es preciosa y subiendo despacín con el coche se puede disfrutar mucho de las vistas y del entorno. En definitiva, que sigo pensando que es un error que nos empeñemos en “salir a buscar cosas” fuera cuando, al menos a mí, en Asturias nos quedan infinidad de rincones por descubrir.
Otra buena muestra de esto que digo es la casa en la que nos alojamos. A través del facebook (en donde organizaron un original concurso) y “recomendado” por el demonión de Nembra (gracias Rubén), supe de la casona “El Castañiu” (WEB). El sitio no puede ser más tranquilo y la casa en si es una maravilla. Ya sabéis que yo soy bastante “de pueblo” y que me gusta todo lo que es la etnografía y el aprovechamiento de cosas antiguas con historia. La casona entera es un auténtico museo lleno de objetos que transmiten la vida que en un pasado tuvieron. Si podéis, no dejéis de ver las fotos de las habitaciones y sus cabeceros de cama (geniales!!).
Su propietario, Pedro, se desvive por intentar facilitar las cosas y atendiendo a mi petición de no tener que mover el coche para cenar, se las arregló para buscarnos un hueco en el abarrotado bar del pueblo (algún “evento” había porque estaba a reventar…) para que pudiésemos cenar. Otro sitio más que recomendable, trato más que amable y una cena de esas dietéticas que seguro que de cara al iron aportan energía extra. Tras unos huevos con patatas y chorizo regados por alguna cervecilla y ayudados en su digestión por un espectacular carajillo, corto paseo en la fría noche hasta la casa….y a descansar!!!. De la habitación, y su espectacular jacuzzy doble….mejor no os cuento nada....
Por la mañana, y a pesar del cambio de hora, tocó madrugar un poco para poder cuadrar todo lo que había previsto. El desayuno, también muy ligero y frugal, embutidos, casadielles, rosquillas, tostadas de “pan pan”, zumos……lo justo para que mantener altos los niveles energéticos.
Un aniversario de altura.
Nos despedimos de la casa, con la idea de volver en otra ocasión, y arrancamos un Domingo que será de nuevo intenso.
Lo que era el plan de entreno, consistía en una bici de media duración (no pasar de las 3h), pero parte del “regalo” de Leti era ir a reconocer el circuito del “Trail de Alto Aller”, a cuya carrera corta de 15Km está ya apuntada.
Fuimos hasta Felechosa y viendo la cota a la que estaba la nieve, decidimos cambiar los playeros de trail por botas y polainas y arrancamos por el recorrido de la carrera.
Estrenando mis nuevos bastones (no solo Leti iba a tener regalín….) enlazamos por un bonito camino desde Fele hasta el arranque de la ruta de las Foces del Pino. Subimos tranquilamente las Foces, que con la lluvia caída y el deshielo están realmente espectaculares, y continuamos por la parte derecha hasta que empezamos a encontrar nieve. La idea era al menos llegar hasta la parte más alta de la carrera, pero calculo que nos quedaríamos a un kilómetro más o menos de ese punto. La nieve estaba muy blanda y no era fácil progresar. Entre eso, que el día estaba precioso y que el tiempo se nos echaba un poco encima, decidimos parar bajo la mole de Peña Redonda…y relajarnos un rato disfrutando de las vistas antes de tirar para abajo.
Tras la bajada que se hizo un poco larga, llegamos a Felechosa y justo enfrente del coche un bareto con pizzas y hamburguesas….pues oye!! habrá que probar una dieta hipercalórica para prevenir el desgaste.
Preparando la salida de Felechosa
Os juro que no tenía intención de tomar alcohol, pero ¿cómo negarse a una cervecita bien fresca?, eso si, como deportista de élite que es uno, la hamburguesa con queso y bacon que me zampé la acompañé de “refresco de cola cero” (no quiero hacer publicidad….). Total, que a las dos y media y con un calor y sol importante, me encuentro disfrazado de ciclista en Felechosa.
Recuperando arriba de San Tirso
Arranco y pronto la carretera favorable hace que sea un lujo rodar acoplado, se va muy muy rápido y por suerte no hay mucho tráfico ya que hay tramos en los que el asfalto está muy mal. Llego a Mieres como un tiro (hago la primera hora a 37Km/h). Primera subida, alto de San Tirso que hago muy cómodo y a buen ritmo. Llegando arriba hay una fuente en la que me paro, recargo agua (que vengo de secaño) y tomo un gel. Rápida bajada a Lada, La Felguera y a subir la Gargantada. Empiezo fuerte y un pequeño error de cálculo (quise ver el final antes de donde era) me hace llegar arriba muy castigado pero con la sensación de haber subido muy bien.
Bajada a Bendición y por el Berrón hasta casa. El tramo final se pone muy duro por el viento en contra pero aprieto los dientes y a muerte hasta el final.
El resumen son 73,6Km a una increíble (al menos para mí) media neta de 30Km/h y real con las paradas en semáforos y fuente de 28,6Km/h. Buen entreno.

Con todavía soleada tarde por delante, hubo tiempo de estar con los niños, de relajarme en la terraza y de disfrutar de la familia en la que su última incorporación, Kona, (lo se…soy triatleta!!) ya es una más.
En definitiva, como reza el título de la entrada, no es que sea fácil pero con un poco de voluntad y con el imprescindible apoyo de los tuyos, se puede llegar a conjugar un entrenamiento muy exigente con una vida “normal” en la que intento hacer hueco para todos los que la comparten conmigo.


De relax con Kona, disfrutando de la casa...que también es vida.

2 comentarios:

  1. A mi prestame leer tus aventures...que guapa la perrina!!

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  2. Gracias hermano!. Como digo, el blog lo escribo "para mi", porque me ayuda a valorar mucho lo que estoy haciendo y logrando, pero desde luego es un placer ver las estadísticas y saber que hay por ahí gente que comparte conmigo esto....La perrina se sale de guapa!!! :-)

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