domingo, 5 de junio de 2016

MONTAÑA RUSA EMOCIONAL

A veces he hablado de los dientes de sierra que suponen, al menos en mi caso, las distintas fases emocionales por las que uno pasa en la preparación de retos tan exigentes, como lo son para mí, aquellos a los que me enfrento.

El pasado jueves, sembraba una mezcla de preocupación y polémica entre mis amigos al renegar públicamente de cómo me sentía tras completar (ojo, con "éxito en lo deportivo") un duro entreno de 15 series de 400 metros.

En mi defensa debo decir que esas series las hago al mediodía, tras cuatro horas largas de trabajo y previas a otras tantas de tarde. No me quejo, faltaría, de mi trabajo, pero la desestabilización que me ha provocado el cambio de puesto, evidencia que para exprimirte al máximo, la estabilidad en todo lo que te rodea, es fundamental.

Mi "crisis", "desahogo", "queja", o como querías llamarlo, se centraba en que ya no solo no podía encontrar la felicidad en el entreno hecho, si no que ni siquiera fui capaz de pensar que aquello...me llevaría a lograr algo. La duda estaba en ese algo, ¿en bajar unos minutos un tiempo?, ¿en ser más rápido de lo que era?, ¿más fuerte?.

Una reflexión profunda me había llevado al convencimiento de que, pasados los días, la maratón de Coruña me había hecho más feliz que la de Vitoria. Es decir, el hecho de quitarme un dorsal sin fuerzas y ser mentalmente capaz de volver a ponérmelo para entrar en meta varios minutos por detrás de mi mujer, me hacía más feliz que correr "sobrao" con ella y ser capaz de hacer una estratosférica marca de 3h 50min.

Pensando en eso, no veía sentido a machacarme de una manera continua ¿para qué?. Vaya por delante que nunca critiqué a mi entrenador (ya amigo), ni a su plan en sí. Se que me llevará a estar en la salida de Zarautz a mi 110% y también en la del ironman de Julio. Siempre lo ha hecho, y lo volverá a hacer.

El problema es mío, única y exclusivamente. Necesito RETOS, desafíos que me motiven y en ese momento, la presión de los tiempos de corte de Zarautz desencadenaron un "mal rollo mental" que se me hizo duro. Tampoco ayudó la reproducción de los dolores de la hernia, no más que los ya pasados, y en conjunto...exploté!!.

Increíble como siempre el apoyo de los que me quieren, a pesar de que con el paso del tiempo algunos se van separando, siempre hay gente dispuesta a ayudar y animar sin falta de pedirlo. Por todos ellos merece la pena seguir. Cuando recibes un mensaje que dice "alguien como tú no se rinde, se adapta y disfruta. Eres un ejemplo para muchos como yo, y lo sabes. Animo", poco puedes hacer aparte de asumir el momento de bajón como tal y tirar para adelante.

El comentario de mi amigo Jose Zulaika cuando le pasé mi última entrada, tampoco me deja mucho lugar a dudar. Vamos a correr Zarautz con todo lo que tenemos (que es mucho), pero si por lo que sea, no paso un corte, o las cosas no van bien, la fiesta está asegurada, la celebración lo será de algo mucho más importante que una meta, una clasificación o unos tiempos.

Dicho esto, después de esas series no penséis que he parado. El Viernes al mediodía, tortura en la mesa del fisio, seguidas de las "banderillas" que me pincha Egocheaga para tratar de mantener la hernia a raya.

Por la tarde quedé con Bau para nadar en Candás. Muy mala mar que no me dejó sacar los ritmos que buscaba, pero fiel a la filosofía positiva, disfruté del kilómetro largo nadado y mucho más aún de las dos birritas que nos azotamos después. Tan bueno era mi estado de ánimo, que improvisamos una cenita en La Pola con la familia y "la concejalía". Nada mejor que estar entre amigos para cerrar la semana.

El sábado amanecía temprano y con una ligera resaca (lo admito!!, en mi defensa decir que la próxima cerveza que tome ya será en Zarautz...hasta ese día seré un niño bueno y 0%), cogía la bici para ir hasta Gijón. Allí había quedado con Bau, pero antes necesitaba probarme.

El recorrido escogido fue Lieres, La Pola, Muncó, Muñó, La Madera, Gijón. Tomé tiempos en las dos subidas de Muncó y La Madera (con perfiles clavados al de Meaga que pasaré dos veces en Zarautz) y comprobar que los subí a 17Km/h de media me deja muy satisfecho. Ya en Gijón, y con Bau, hicimos Infanzón por La Providencia, Peón, Curbiellu y vuelta a Gijón. Estos últimos kilómetros más suaves, pero sin duda más plenos, acompañando a mi hermano y disfrutando de su recuperación y esfuerzo. En definitiva, más de 70Km con 850+ y unas sensaciones muy buenas.

Tras ver a Sara jugar en Gijón y comida familiar, tocó trabajar un poco representando a Tartiere en la entrega de premios de la Audi Quattro Cup de golf que se celebró en La Barganiza...es lo que tiene ser un tío importante, je,je,je.

Hoy entreno duro de transición que tras los Aquarius de ayer (¡¡que sí, que si!!, que me lo tomo en serio) se presentaba motivador. De nuevo Bau como compañero en la bici, vuelta por La Campa y Nava en la que "fui sin cadena". Fabulosas sensaciones en cada repecho que me fueron animando en cada pedalada. Ya en Lieres, decido probar una dura rampa que cada día veo y que apunta directa al cielo. En la base, Bau me dice que debe tener más del 25% y que lo ve jodido, muy jodido. Tanto es así, que tiene problemas para subir andando unos metros para grabar el vídeo que le he pedido.

Con cierto miedo al "¿y como me suelto si no subo?", arranco desde abajo con fuerza. Meto el 30 y pimba, pimba. Es dura, muy dura, estoy seguro de que si que pasa en algún punto del 25% y obliga a exigirte al máximo para mantener un ritmo lo más vivo posible para no caer. Al final, subo, subo y llego arriba FELIZ...por fin joder!!!!.

Bajando, los problemas. Si quiero parar la bici, derrapan las dos ruedas (que si! que va en serio! que eso es pindio, pindio!!) y como no es plan de quedarse con ellas cuadradas, me bajo y no sin cierta dificultad consigo llegar abajo.

Me despido de Bau, me pongo los playeros y a correr. Duelen las piernas, pero me noto fino. Primer kilómetro 4:58!!, ahí va!! ¿será verdad?. La verdad es que lo fue y, tras 17Km, llegaba a casa después de marcar una media de 4:57 y con un subidón de aquellos de antaño.

Esta tarde volvió a tocar un poco de representación en el Golf, esta vez con el torneo infantil que la verdad es que me llena más, pero con las endorfinas disparadas todo se hace más llevadero.

En definitiva, no creo que deba pedir disculpas a nadie por tener días malos, ni mucho menos por no tener claras mis propias ideas, pero si creo que debo dar las gracias a todos los que estáis ahí en mis días de celebración, pero también en aquellos días en los que estoy tocado y me cuesta animar a nadie porque no soy capaz de hacerlo yo mismo.

Vamos a ir a Zarautz a pasarlo en grande, a disfrutar de una carrera única y que sin duda constituye en sí misma "una experiencia de vida". Vamos a ir además con los deberes hechos, siendo un triatleta aficionado que disfruta mucho de lo que hace y que pondrá en cada brazada, en cada pedalada y en cada zancada, todo lo que tiene que, insisto, no es poco.


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