domingo, 3 de abril de 2016

LA VALIOSA APORTACION DE TODOS

Tengo que reconocer que he pasado unos días "en el lado oscuro", días en los que la lógica me decía que no iba a poder con todo. Jornadas de trabajo maratonianas que, no solo desgastan porque se alarguen más de la cuenta, sino porque elevan el nivel de tensión y nervios al límite del tan traído y llevado estrés. Entrenamientos que, a estas alturas y con los objetivos que tenemos, no pueden ser más que duros y una clara intención de no dejar que esto me superara, lo que sin duda también aumentó mi nivel de desgaste.
 
Lo cierto es que me vi a mi mismo diciéndole a la gente que se interesaba por como me iba, que seguramente este sería mi último ironman (y esto con resignación en los ojos y con un "si llego a éste") y que no me quedaría más remedio que aflojar.
 
Soy un obseso del control, de las cosas bien hechas y de sentir que las cosas van hacia donde yo trabajo para que vayan. Está claro que la compleja transición en la que me encuentro en el trabajo, no puede sino estar llena de incertidumbre, de imprevistos, de días gloriosos, de días "horribilis", pero en ocasiones, esta sensación de salto al vacío me ha superado y, lo que es peor, siendo como soy un analista metódico y concienzudo, yo era consciente de cómo todo escapaba de mi control.
 
Cuando con esa sensación de vértigo, uno sale al mediodía o de noche y se enfrenta a unas series que le exigen lo mejor que tiene (si las quieres hacer "bien"), un entrenamiento en piscina en el que sabes que debes esforzarte para que sume o una solitaria sesión de rodillo en el que una rampa virtual del 14% hace que los muslos ardan y el aire desaparezca, es realmente complicado no sentir un deseo enorme de "pedir clemencia" y querer parar.
 
Luego viene la parte positiva de todo esto, el ver como parece que el sudor desvanece las dudas, que el dolor de piernas calma los nervios del estómago y que la agonía de los últimos segundos de cada entreno eleva tu nivel de confianza ante cualquier problema que se presente.
 
Y por último, el entorno. Esa gente que te dice lo mucho que le sorprende lo que haces, los que cariñosamente te llaman "superman", los que sabiendo lo que te cuesta hacer unas mediocres marcas, las valoran como records del mundo, los que se ofrecen para sudar a tu lado y aplauden tu nivel de sacrificio, los que ensalzan tus valores como persona y tu esfuerzo por ser "buena gente".
 
¿Es eso ego desmedido?. Pues no lo se, pero nunca me ha importado tanto la opinión de los demás como cuando me veo sobrepasado y siento tantísimos apoyos. Siempre dije que hacía esto por mí y para mí. Pero cuando siento ganas de mandarlo todo al garete, cuando realmente pienso que no puedo con todo, es cuando me acuerdo de todos aquellos que en algún momento me han aplaudido (metafóricamente) y pienso que debo seguir intentando demostrar con mi ejemplo el famoso "si quies pues".
 
Son las 8 y pico de la tarde de un domingo. El fin de semana se acaba y es un fin de semana que me ha hecho recuperar una confianza en mi mismo que, sin haberla perdido del todo, si que he sido consciente de que tenía dañada.
 
En dos simples días, he podido hacer mi mejor entreno de bici en mucho tiempo. Más de 90Km en los que, junto a Milín, disfruté como un enano de un buen estado de forma y en el que no me conformé con dejarme ir, sino que busqué mi límite (en una mítica subida a La Campa je,je) y me di cuenta de que si que puedo seguir luchando para que la bici de Zarautz no me deje fuera del corte horario. Después, tiempo en familia y un cierre de día con amigos donde uno se da cuenta de que puede disfrutar de una buena cerveza o un buen vino.
 
Hoy por la mañana he podido practicar un poco con la guitarra (venga!! sigamos sumando cosas a hacer!!) y además dedicar algo de tiempo al trabajo, demostrándome que puedo trabajar un domingo sin que eso suponga que me tenga que estresar por ello. Minutos perdidos de cualquier otro Domingo, que me han ahorrado algo de valioso tiempo mañana.
 
De tarde, cabeza fría para afrontar el reto que suponía correr 2 horitas (en realidad de 1:55 a 2:00 pero ya se sabe, cuando uno está endorfinao....). Salgo motivado, controlando el pulso y por un recorrido duro que, yendo hasta Sariego, me llevaría a La Pola por el recorrido de la MM de Siero, para volver a casa por la senda.
 
Un ritmo medio de 5:20 con unas pulsaciones muy bajas (zona aeróbica extensa) me han hecho llegar a casa con un subidón de los de antaño. Así que otro poquito de trabajo (igual el Lunes no tengo ya ni tarea :-) ) y a darle vida a este blog que falta ya le hacía.
 
Como resumen, no soy ningún superman y seguro que tendré muchos más días en los que pensaré que no podré con todo, pero de momento sigo con la vista puesta en la Maratón de Vitoria, el Triatlón de Zarautz y ¿cómo no? el Ironman de Vitoria. Ah! un pequeño detalle, todo esto buscando el éxito en mi reto profesional y por supuesto sin descuidar ni un poquito a mi familia y a todos esos amigos sin los que vivir no sería lo mismo.
 
Ya sabéis, sin vuestro apoyo no sería viable, así que ¡¡no me falléis!!!.
 
 
 

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