lunes, 19 de mayo de 2014

DIENTES DE SIERRA

Está bastante claro que la línea de la preparación de un ironman tiene que ser un perfil de diente de sierra. En este viaje la alternancia de momentos eufóricos con otros en los que parece que la empresa es imposible, se suceden de manera casi continua. Lo que si parece también claro, es que según nos acercamos a la fecha clave, estos dientes se vuelven más apretados y ya no hay forma de distinguir entre picos y valles de manera clara, porque estos se suceden de una manera alarmantemente rápida.
Imprescindible mantener la motivación bien arriba!
En mi caso, los momentos altos han predominado sobre los valles, aunque el maldito dolor que me destroza en cuanto paso sobre la bici un poco más tiempo de lo debido, ha estado sin duda siendo el, casi exclusivo, protagonista de esos momentos en los que “no lo veo claro”.
Este sábado se ha convertido en una hoja de sierra muy muy fina. Hemos pasado por todos los estados en un espacio de tiempo muy corto. Durante las más de cuatro horas de bici que hemos estado haciendo sobre el circuito del ironman, ha habido tiempo para sentirme fuerte y, lamentablemente, ha habido tiempo para POR PRIMERA VEZ EN 9 MESES, llegar a estar convencido de que no podré hacer este reto.
Llevo dándole muchas vueltas a si escribir esto o no, no me gusta el concepto de victimismo, y ni por asomo estoy buscando excusas a un posible fracaso (si es que a estas alturas se puede llegar a hablar de fracaso…), pero si creo que si la idea de este blog es contar como ha sido el camino de preparación, es de justicia que cuente los peores momentos.
Insisto que no estoy buscando palmaditas en la espalda ni trato de aumentar la épica de esta prueba, ni por supuesto intento poner un colchón que haga más blanda una caída que tengo descartada. Pero lo cierto es que uno de los motivos de este blog es que dentro de unos años (imaginaros llegar a hacerlo con un nieto…) pueda releerlo y decir “¡ese era yo!”. Siendo así, tengo que ser lo más transparente posible y aunque lo ocurrido el sábado no me gusta en absoluto…lo dejaremos escrito, sacaremos la conclusión positiva y pasaremos página.
El sábado junto con Jose, Milín y Lodi (grandes los trimineitors!), nos fuimos a As Pontes a hacer un último reconocimiento del circuito de bici. El plan es dar dos vueltas (120Km) y luego probar el agua del lago.
No me quiero extender demasiado, y el resumen es que tras aguantar con algunas molestias la primera vuelta, y en un tiempo razonable a pesar del fuerte viento (habrá que hacer ofrendas a Eolo para que el día del ironman tenga un poco de piedad), la segunda se convirtió en un calvario.
Al poco de acabar el puertecillo inicial, las molestias se acentuaron y el ya conocido dolor de la zona lumbar se hizo muy intenso dejándome la pierna izquierda sin fuerza y con mucho dolor. Trato de cambiar de postura, de estirar, de acelerar, de aflojar…..nada…no hay manera.
De repente, me veo llorando encima de la bicicleta. El dolor se junta con la impotencia, la frustración, el sentimiento de “injusticia”, la desesperación….y sin poder evitarlo, me empiezan a caer lágrimas y me pongo a “moquear” como un chiquillo. No es fácil sobrellevar esto, porque realmente piensas que no merece la pena, tienes 41 años, una vida a la que se le puede pedir poco más….y estás llorando encima de una bicicleta, realmente es jodido verle el sentido.
Milín viene por detrás y me pilla en plena crisis, creo que se asusta un poco y acierto a oírle decir algo como “joder, joder…para por favor, por favor…”. No quiero pararme, si me paro…no me subo más.
Continúo unos 5 minutos más y…..me tengo que parar!!. El dolor es insufrible, me paro, dejo caer la bici y me tumbo en el suelo….no puedo más!!.
Es lo que hay. Demasiado tarde para pensar en otra cosa.
En ese momento, con unos 85Km recorridos, pienso que se acabó, que he hecho todo lo posible pero que teniendo en cuenta que no he llegado a hacer ni la mitad de la bici, es imposible pensar que pueda completarlo. No en estas condiciones.
Al poco soy consciente de la situación. Un ciclista en el suelo, dos alrededor de él y otro hablando por el móvil. Como conductor no me gustaría ver esto, así que me levanto y me voy a caminar un poco alejado del resto. No se que decirles, ni se que pensar, pero es que estoy totalmente desbordado.
Vuelvo y lo primero que les digo a Jose y Milín es “me borro…no puedo”. Aparte de las típicas frases de ánimo, me tengo que quedar con una…”si te borras tú…nos borramos nosotros”…joder!!...seguro que con lo que llevan entrenado, los cabrones no lo cumplirían, pero que grandes!!.
De mano me planteo volver directo a la salida, pero quedan unos tres o cuatro kilómetros hasta la vuelta oficial, así que ánimo arriba y a por ello. Por extraño que parezca, el dolor desaparece con cada parada y tarda un poco en volver.
Para cuando lo hace, ya estamos de vuelta y la verdad es que parece que duele menos, así que me doy un “chute anímico” y soy yo el que quiere completar el circuito (en la vuelta hay que desviarse para hacer unos 6Km extras por un recorrido bastante incómodo). La vuelta la hago relativamente bien y, aunque duele algo, puedo apretar y vamos bromeando haciendo cambios de ritmo fuertes que al final “suman” como entreno.
Dejamos la bici con algo más de 120Km completados a un ritmo neto entorno a los 28 km/h y uno real (con las paradas) de unos 25. Suficiente.
Me abrazo a mis compañeros de ruta y les agradezco una vez más que estén ahí cuando hacen falta.
Después, probamos el agua del lago y somos conscientes que la primera vuelta del iron servirá para descongelarnos, ya que a las 7 de la mañana….no es previsible que el agua esté muy caliente.
En definitiva, tras esta experiencia he tomado algunas decisiones para tratar de minimizar los daños de este puñetero dolor.
Por un lado, suavizaré los entrenos de bici ya que son los únicos que me provocan el dolor, el fondo está cogido y creo que vale más llegar un poco “peor de forma” y descansado que no seguir forzando (al margen de que psicológicamente no podría soportar otro momento como el pasado). Por otro, y muy a mi pesar, lo trataré con antiinflamatorios; como no estoy de tomar nada nunca, es de esperar que me ayude. Por último, me prepararé mentalmente para un ejercicio de “supervivencia” en la bici. Será una lástima ver pasar los minutos, pero estando ya aquí me tiene que dar igual hacer 13 o 15 horas. Tengo 16 para acabar ¿no?, pues al toro chavalín!!!!!
ALGO MAS QUE UN GRUPIN DE AMIGOS!





No hay comentarios:

Publicar un comentario