viernes, 15 de julio de 2022

UNA MUESCA MAS.. Y QUÉ MUESCA!

En el momento de arrancar a escribir, no tengo claro que vaya a publicar esta entrada. Lo cierto es que este último RETO lo he llevado muy en privado, solo compartido con los más cercanos y ha sido algo íntimo, discreto y sin focos. Los motivos son claros y en este relato quedarán claros, y si escribo esto es porque me encanta releer cosas de 2014, revivir sensaciones y sobre todo, valorar lo que hemos ido haciendo. 
Lo publique o no, dejaré escrita esta experiencia porque estoy seguro no solo de que yo la disfrutaré cuando la relea en unos años, sino porque seguro que mis hijos también lo harán...¿Quién sabe dentro de cuántos años y en qué circunstancias?. 
En Junio de 2019, me tiré al agua del lago de As Pontes para intentar hacer un nuevo medio Iron Man. Minutos después, la niebla lo paralizó e hizo que se convirtiera en un duatlón para el que no estaba preparado y por eso, no tomé la salida. 
Después de aquello, el mundo comenzó a dar tumbos y la vida de todos, en mayor o menor medida, cambió. En mi caso, el proyecto del Iron Man de Copenhague se fue al garete y con él gran parte de mi ya justa forma física. Así y todo, me considero un privilegiado en el trato que la pandemia tuvo conmigo. Sin daños graves en mi entorno cercano, 2020 y 2021 pasaron, e incluso en 2021 volví a concluir un triatlón con el Olímpico de Castropol. 
En 2022 el plan era claro, volvería retomar entrenos, "vida sana" y volvería a As Pontes para hacer el medio Iron Man y volvería a sentirme triatleta. Pretemporada normal, salvo por el peso que ya no cede ante mis intentos como antaño, y llegaba a fin de año en buenas condiciones para afrontar 6 meses de entrenamientos enfocados a poder estar en esa playa de As Pontes en las mejores condiciones posibles. 
Semana de Navidad, y el bichito viene a verme. Sin poder hablar de "gravedad", si es cierto que me pilla fuerte y me tiene una semana bastante fastidiado. Además, coincide un parón total con las fiestas con lo que el peso se dispara y la forma desaparece por completo. No me pongo muy nervioso, hay tiempo, y hay ganas. 
Los siguientes cuatro meses, son un infierno. Aunque en mi vida normal apenas se nota, no soy capaz de hacer ni un solo entrenamiento en condiciones. Dolor articular, fatiga muscular y, sobre todo, una falta de "pulmón" tremenda. A eso, se le unen los malditos acúfenos (pitidos continuos en los oídos) que no ayudan a descansar, ni a estar de buen humor. Hay infinidad de días en los que estoy a punto de abandonarlo todo (lo deportivo). Salgo a correr y no logro ni hacer 2 o 3 Km a 6min/km antes de tener que caminar, en bicicleta no soy capaz de pasar un repecho sin quedarme sin aliento, y solo nadando (muy lento) parece que "soy yo". Tengo claro que sigo básicamente por orgullo, y por mi familia. No quiero ser un "viejo" el año que cumplo 50. No quiero ser un gordo que se abandona. 
Leti tiene paciencia infinita conmigo y siempre anima (incluso cuando ya ni siquiera voy a correr con ella porque no puedo seguirla), para Sara se que soy un referente, debo serlo. Y David...buf...compartir mi deporte con mi hijo es algo extraordinario, y él tiene una habilidad extraordinaria para, puede que sin ser del todo consciente, motivarme a seguir. Compartimos varias salidas de bici, tanto de carretera como de montaña, y siempre JUNTOS. Anda mucho más que yo, sobre todo en subida, y así y todo siempre son salidas agradables donde me fuerzo y donde "sigo ahí". 
En un ejercicio casi a la desesperada, el 3 de Mayo me apunto con él al Triatlón Sprint de Luarca. Se disputará el 12 de Junio y, aunque en ese momento no tenía ninguna opción, pienso que necesito buscar algo que me ayude a no tirar definitivamente la toalla y, no hay duda, ninguna motivación puede ser mejor que ésta. 
Arranca Mayo sin ningún cambio, empiezo de nuevo a registrar mis "entrenamientos" (en Abril dejé de usar el reloj para no desmoralizarme aún más) y lo cierto es que no hay manera. Mi cuerpo se niega y tan solo logro disfrutar en alguna salida en aguas abiertas que, aunque muy lentas, si puedo considerarlas medianamente normales. Sobre mediados de Mayo, parece que empiezo a notar alguna mejoría y eso anima.
No tengo claro si será ya un poco tarde, el peso se ha disparado y al menos me sobran 5 kilos para poder considerar que estoy "aceptable".
Así y todo, el 21 de Mayo voy con David a Luanco a hacer una simulada de triatlón sobre distancia Sprint y, aunque hay paradas y descansos que lo hacen más ligero que un triatlón "de verdad", consigo disfrutar del día.
El 12 de Junio, cumplo mi sueño de hacer un triatlón junto a David. Aunque no nado mal, él ya está en otra órbita pero como hemos hablado, me espera al inicio del sector de bici para ir juntos. Aunque accidentada por una caída, la bici es un disfrute y la carrera a pie, la sobrevivo. Sin duda, una experiencia más que me ratifica en la lucha que mantengo cada día por mantenerme. Luarca 2022 quedará para siempre en mi memoria como un día grande.
Tras Luarca, sigo con muchísimas dudas de si ir a As Pontes o no, quedan solo dos semanas y en lo que va de año no he pasado nunca de 13Km corriendo ni he hecho nada en bici cercano a los 90Km. Además, las fotos de Luarca demuestran que no tengo cuerpo para el tritraje y, aunque se que suena pueril a estas alturas, para mí eso es un hándicap importante.
Por si fuera poco, esas semanas están llenas de "eventos" en los que precisamente la pasta "limpia", las ensaladas o el agua no dominan en el menú. El día 18, decido hacer el "test definitivo" y cojo la bici para ir y volver a Cangas de Onis. En total serán unos 90Km y si sobrevivo con dignidad, iremos a As Pontes.
El resultado es muy bueno hasta los 75Km y lo esperado a partir de ahí, no hay entreno suficiente para aguantar tanto tiempo en la bici, pero a base de cabezonería registro 95Km en 3:30h lo que pone en mi cabeza la llegada a la T2 de As Pontes....luego solo quedarán 21Km de carrera, así que ¿Cómo no vamos a ir?. 
Tras este largo, pero creo que necesario, prólogo, hemos llegado a la playa, es la sexta vez que voy a escuchar una bocina y me voy a meter en el lago de As Pontes.
En esta ocasión, voy solo. Un inoportuno examen de David hace imposible el ideal viaje en familia, así que me voy con la furgo yo solo.
El previo al tri es una gozada. Como con mi amigo Alejandro (y me acuerdo de aquellos trotes mañaneros de hace años cuando compartíamos jornadas del Audi Smart Team), y disfruto de la compañía de una gran persona.
El sábado es muy tranquilo, ceno solo en la furgo, veo una peli y duermo a gusto en la zona de autocaravanas. ¿Estoy demasiado tranquilo?.
La suerte es que durmiendo a 200m de la salida, la mañana del Domingo es de todo, menos estresada. Me despierto con tiempo, hago un buen café y lo acompaño con un par de pastas que compré ayer. Pienso en aquellos tiempos de "pro", cuando tenía toda la alimentación controlada e incluso una "chuleta" con todo lo que llegaría a tomar en competición (sales, geles, bebida..). Hoy voy a tomar, lo que vaya encontrando....
Sin que aumente el nerviosismo, dejo todo todo listo en el box. Una de las claves para que me decidiera a venir, es que hay carpas en las que poder cambiarse. Como dije, tras ver fotos de Luarca, me di cuenta de lo gordo que estoy y, lo siento uno es orgulloso, no estoy para competir en tritraje. Por este motivo, llevo culotte y maillot para la bici, y una malla y camiseta para la carrera. Seguiré estando igual de gordo, pero lo disimularé.
Cámara de llamadas, y ahí si me emociono. Echo mucho de menos (más de lo que esperaba) a Leti y a David. Por todo lo explicado, el simple hecho de estar aquí con el neopreno puesto es algo muy importante para mí. Me gustaría compartirlo, pero bueno...no todo se puede lograr.
Una vez en la playa, sigo siendo muy consciente de que si estoy aquí es por mi capacidad mental para adaptarme a las circunstancias. El físico no lo tengo, pero si (en ese momento lo creo firmemente) la cabeza para regularme de tal modo que el día acabe con una medalla colgada en mi cuello.
Abrazo a todos los conocidos que tengo allí, Alejandro, Beni, Sergio....y, una vez más y es la sexta, suena una bocina para que me lance al lago de As Pontes.
El arranque de la natación, es caótico. Aunque evidentemente no voy a meterme en peleas, el camino hasta la primera boya es de lo más "sucio" que he nadado. Golpes, patadas, parones, gente que se da la vuelta...en fin, un caos. Pienso que tal vez sea la falta de práctica, pero luego Beni me confirmaría que no, que realmente fue una salida muy poco limpia.
Yo a lo mío, me desenvuelvo bien en este entorno y, extremando la precaución y con mucha calma, me voy protegiendo y llego a la primera boya con tan solo algún contacto mínimo.
A partir de aquí, la cosa es mucho más tranquila y empiezo a disfrutar. Se que estoy nadando lento, pero siento que deslizo bien y sin esfuerzo. Voy pensando de nuevo en lo extraordinario de estar aquí, veo mucha gente alrededor y eso me anima. En el giro de la segunda boya puedo ver muchos brazos por detrás. Vamos bien.
El último tramo se hace un poco largo, pero sigo yendo muy bien. De hecho aprieto sin problemas para pasar limpio la última boya...y ya estamos en tierra. 
Miro el reloj, 1.950m 39min 45seg, sencillamente espectacular para lo que había previsto.
Animado me voy al box para coger la bolsa e ir a la carpa a vestirme de ciclista. Sorpresa!!. A pesar de haber preguntado a dos jueces diferentes por la mañana si podía dejar dos bolsas en la caja con la ropa de bici/carrera y recibir la misma respuesta "mientras estén dentro de la caja, sin problema", me encuentro con que me han sacado la ropa de las bolsas y está mezclada en la caja. Aunque me cabreo un poco, el problema no es grande (ya que prisa no llevo). Cojo el culotte, el maillot, los calcetines y las zapatillas y me voy a la carpa.
Allí me encuentro con dos compañeros con los que charlo, y les explico brevemente mi historia con el COVID. Me cambio con calma, vuelvo al box, casco, gafas, descuelgo la bici...y al lío.
Empiezo con calma, conozco perfectamente mis límites y se que están justo en la distancia de hoy. Tengo que ser capaz de ir constante pero sin forzar lo más mínimo, o no llegaré.
Al poco de salir, me pasa "Michu el de Soto Rey". Lo saludo y le grito "la ostia!!!, gané nadando a Michu!!", el humor no se pierde nunca.
Van pasando kilómetros y en la subida al pequeño puerto que tiene el recorrido, me pasa un compañero que me saluda, me anima y me dice que vaya grande que soy estando ahí. La verdad es que no me suena de nada y me sorprende. Se lo digo, y me dice que es uno de los que estaba en la carpa, que está alucinado de que haya venido con tan poco margen después de lo del COVID y que seguro que acabo y bien.
Cosas que tiene este deporte. Ese ánimo me llega muy adentro, y la verdad es que he tratado de averiguar quien era (porque luego volvió a animarme en otro cruce de bici e incluso en carrera) pero no recuerdo ni dorsal, ni equipo...ni nada. es casi imposible ya que llegue a contactar, pero aquí queda mi GRACIAS!.
Llego al primer giro, mi idea es andar sobre los 25Km/h y justo ahí estoy. El reloj marca sobre 25Km y llevo una hora pedaleando. Bien, seguimos!.
La vuelta sin novedad, es algo más llevadera y fuerzo un poco antes de la bajada final para tratar de mantener el ritmo que me sitúe por debajo de las tres horas y media ideales.
Nuevo giro, más bromas con los voluntarios y a por la segunda vuelta. Aquí me entretengo un poco animando a los "voladores" que en distancia Ironman me van pasando como tiros. Aunque la mayoría responde a ese ánimo, me quedo con el que va liderando la prueba. Me pasa como un obus, acoplado, pero cuando le grito "va, va, va...", saca la mano derecha con el pulgar hacia arriba para agradecer el ánimo. Cosas que tiene este deporte.
Emotivos también los cruces con Jesús Rodil, que está en su octavo As Pontes en la "distancia de los mayores", aquí empezamos en 2014, aquí seguimos cada uno en su papel actual.
Sobre el kilómetro 75, el guión se cumple. Dolor de espalda, de brazos, de cuello. Miro de nuevo el reloj y veo que, al contrario que en la natación, aquí no va a haber milagro y voy a estar muy justo para cumplir con las tres horas y media. Es en estos momentos donde soy plenamente consciente de lo que la gente llama "tener experiencia". Aunque la euforia de la competición, y el haber llegado hasta este kilómetro casi de gratis, hacen muy sencillo el soñar con mejorar tiempos que ya en si son una gesta dadas las circunstancias, es el momento de asumir la realidad, de darse cuenta que cuando decidí meterme en la salida, la posibilidad de ser finisher era remota.
Sin dejar de mantener el avance, me concentro es disfrutar del hecho de que estaré en esas tres horas y media si bajo rápido y no aflojo hasta el box. Es cierto que pienso que va a ser imposible cumplir con los 21Km a pie, pero en mi cabeza dejo esa batalla para luego y sigo.
Adelanto a una chica con calambres y a otro compañero con fuertes dolores de espalda. Los animo...y me animo.
Llego al box, 90,45Km 3h 32min....ni tan mal.
Hasta ahora, las cosas han salido de cine. Vuelvo a la carpa y cambio culotte y maillot por camiseta y malla. Bromeo con los voluntarios que están por allí y, con toda la calma del mundo, pongo el reloj en modo carrera y arranco a trotar.
Voy todo lo despacio que puedo, las sensaciones no son buenas, pero se que en unos quinientos metros está la subida que haré andando y ahí cuento con "reprogramarme".
Antes de llegar allí, el cuádriceps izquierdo me empieza a doler, se agarrota cada vez más y cada apoyo es una tortura, mierda! ¿tan pronto?. Llego a la subida y dejo de correr para caminar.
Momento demoledor, no puedo ni siquiera caminar sin que el dolor sea insoportable. Noto como si una mano me estrujara el músculo justo encima de la rodilla y la pierna se queda rígida. Me hundo por completo. Ni siquiera voy a poder intentarlo.
Me paro y estiro la pierna por detrás, doy patadas al suelo todo lo fuerte que puedo. Si voy a dejarlo aquí, que sea habiendo probado todo lo que se me ocurre.
En este punto adelanto a tres compañeros que claramente van a ir juntos. Aún en mi desesperación, bromeo con ellos y, en la parte alta de la cuesta y con un "vamos a acabar chavales, por mis cojones", arranco a trotar de nuevo.
Parece que el dolor disminuye, aunque es evidente (por fin la distancia me pone en mi sitio) que no tengo la preparación suficiente para hacer esto como soñaba. Al menos puedo trotar y así me mantengo en carrera.
Mi objetivo aquí es claro. Si hago los 21 Km en 2h 30min, será increíble y para eso tengo que llevar los kilómetros sobre los 7 minutos, todo lo que baje de ahí, margen que tendremos.
Con esa idea en la cabeza, alterno el correr con el caminar en un ejercicio de autocontrol tremendo. Con ese sistema, la respiración o el pulso no es un problema. En este sentido voy sin mucha fatiga y bien. Muscularmente es otra historia. Soy consciente de que estoy al límite y cada metro avanzado es un triunfo.
Llegamos al kilómetro 10 en 1h y 8 minutos (media 6:48). Buff, se lo que estoy aguantando, pero de nuevo el registro es impresionante. En el 11 es donde hago mi cálculo mental. Con 10Km por delante tengo sobre hora y cuarto para terminar. Puedo hacerlo!.
Sigo de buen humor, hablo y bromeo con público, con voluntarios, con compañeros.
Me pita el kilómetro 15, me está costando meter cada kilómetro en los 7 minutos, pero estamos cerca. Las piernas pesan mucho, los tramos corriendo se acortan y se alargan los caminados. Se que llegaremos, no hay otra forma de volver a la furgo que no sea por el camino a meta.
Voy pensando ya en la meta, en la medalla, en que no tengo a nadie de casa para ponérmela, me emociono.
Justo con el kilómetro 16 a la vista, se acaba lo que hasta ahora había sido un guion casi perfecto. De manera coordinada, los dos gemelos (que venían con pinchazos desde hacía tiempo) se me suben hasta las rodillas, haciendo que casi me caiga y provocándome un dolor brutal. ¿Aquí? ¿ahora?....solo necesito media hora larga y me vais a abandonar?.
Me rehago un poco y camino. Es complicado explicar las sensaciones pero, como era de esperar, mi cuerpo ha dicho basta. Cadera, isquios, rodillas, cuádriceps y sobre todo gemelos me recuerdan mi falta de preparación, mi sobrepeso y la realidad de lo que es un medio Ironman.
Cada vez que intento trotar, los gemelos me dicen que no. Mi cabeza funciona bien y me enfado. Me enfado porque, a pesar de conocer mis limitaciones, he estado a punto de cumplir las mejores previsiones. No llevo cuenta del tiempo global, pero estoy seguro que con la media en 2:30, bajaría el total de las 7 horas y eso, hubiese sido increíble.
Así y todo, continúo...no hay plan B.
Camino lo más rápido que puedo, los tiempos se van entre 8:30 y 9:00, no doy para más. Justo antes del último avituallamiento, al levantar la vista, me noto mareado. Apenas quedan dos kilómetros largos, y son favorables, pero me asusto. Me estoy acercando a las 7 horas de competición en las que, aún regulando, he llevado mi cuerpo por encima de lo que creo puede ofrecerme. Ni siquiera recuerdo si me planteé abandonar, pero si la sensación de estar un poco "pasado".
En el avituallamiento paro, me echo una botella de agua por encima y charlo con dos voluntarios. Me dicen que ya lo tengo, que ya es para abajo y que disfrute. Trato de correr y de nuevo los gemelos me dicen que no. Toca caminar.
En la zona final, la gente no entiende porque no troto. Me animan y me gritan que ya está que corra, que es para abajo. Les digo que no puedo, que tengo que ir así, es jodido.
Ya veo el lago y la meta. Justo antes de empezar a bajar, una familia está sentada a la izquierda. Me animan, doy las gracias y la cría (unos 6-8 años) se levanta y grita "vamos campeón, corre que ya está!!". Me desmorono, empiezo a llorar y no puedo respirar. Paso un momento de mucho apuro y tengo que pararme para recuperar la respiración. Cosas que tiene este deporte.
Me rehago y, siempre caminando, bajo hacia el lago y afronto los últimos 500 metros. Intento correr, imposible, me desespero. Llega la recta final, ya en hierba y decido que si las piernas revientan, que revienten, estos metros los haré corriendo. Soy consciente que casi me arrastro, pero al menos cuando paro el reloj, lo hago en un gesto de carrera.
21,35Km 2h 39min....el reloj de meta marca 7:05, no hemos logrado "el objetivo".
Me pone la medalla una chica, que me felicita. Le digo que es la quinta vez que cruzo esa meta en diferentes distancias. Sigo caminando, solo.
Paso por delante de la carpa post meta y me escondo como puedo para llorar. Esta vez, la emoción no llegó con la meta, llega ahora.
Es raro estar solo, pero me libero y me desahogo a gusto.
Vuelvo a la carpa tranquilo y veo a Beni. Es lo más parecido a familia que tengo allí, y de nuevo me desmorono un poco, ¿Qué le vamos a hacer? soy así.
Beni sabe bien lo que hay y se limita a estar allí. Otros compañeros y algún voluntario se acercan a preguntarme cómo estoy, acierto a decirles que bien, que solo es emoción.
Por fin, me recupero del todo y con una cerveza en la mano ¿Qué le vamos a hacer? soy así, las cosas se estabilizan. Con mucho dolor de piernas, voy hasta una mesa felicitando y saludando a varios compañeros con los que he compartido momentos en carrera. Cosas que tiene este deporte.
El broche final, lo pone el saludo con una chica con la que he hablado en todos los cruces y de la que recuerdo perfectamente un ánimo que me dio. Yo iba caminando en ese momento, supongo que con mala cara y ella me dijo "ánimo!, así también se termina!". 
Cuando voy a recoger la bici, veo que está a punto de entrar, me acerco a la valla para animarla. Cruza la meta y viene hacia mi, un abrazo (que capta el fotógrafo en una imagen que me encanta y que cierra este relato) y palabras de valoración de lo hecho por ambos pone el cierre a un día realmente especial.
Con el paso de los días, fui valorando y analizando la experiencia. 
Mi orgullo por ser capaz de retarme de ese modo creció. Mi sensación de haber hecho algo útil, no solo para mi, sino para continuar enseñando a mis hijos el valor del esfuerzo, también. El respeto y cariño de compañeros sensibles a mi situación especial este año, me hizo sentir querido y apoyado.
Este triatlón, también marco un punto de inflexión en cuanto a mi estado físico. Sin duda ya lo sabía, pero quedó evidenciado que ir a una prueba así sin la debida preparación no es lo adecuado y, aunque al final salió bien, las probabilidades de no acabar eran altísimas y, aún no acabando como me hubiese gustado, la verdad es que hacerlo fue "un milagro".
Gracias a esto, y al tiempo que he tardado en ratos aislados en escribir este relato, puedo decir que ya he bajado 4Kg, que he recuperado rutina de preparación de base y que, si todo va bien, en Septiembre iniciaré de nuevo un camino serio que me permita volver a As Pontes, volver a esa playa y sumar un nuevo finisher en media distancia en 2023.
Hasta entonces, seguir disfrutando de la vida, de los amigos, de la familia y tratar de aportar en la medida de lo posible, a la felicidad de mi entorno.
Si has llegado a leer hasta aquí, o te fascina el triatlón, o me tienes aprecio. En cualquier caso, gracias....y seguimos!!!!.

"COSAS QUE TIENE ESTE DEPORTE"






No hay comentarios:

Publicar un comentario