Cuando uno en bici, si algo es,
es rodador puro y escoge como reto un triatlón con 3000m de desnivel positivo
en 115Km en su sector de bici, está claro que aparte de ser un loco irresponsable tiene que, al
menos, tener un plan.
Yo disfrutaba rodando y mucho.
Era un placer dejarme caer sobre el acople y coordinar mis pesadísimas piernas
para que con un continuo vaivén, colocaran con facilidad el cuenta kilómetros
entorno a los 40Km/h en zonas llanas o ligeramente favorables.
Disfrutaba justo hasta el momento
en la que la, posteriormente diagnosticada, hernia discal me provocara tanto
dolor, que tenía que bajarme de la bici (en más de una ocasión llorando de
rabia) y darme tiempo para recuperar lo suficiente para seguir aguantando el
dolor.
La capacidad de adaptación es la
que da la supervivencia, así que si quería sobrevivir como triatleta (¡¡y
quería!!) debía buscar algún cambio que me permitiera seguir disfrutando de
este deporte.
Así que con pena me desprendo del
acople, subo el manillar, retraso el sillín y me recoloco sobre la bici a la
vez que busco un triatlón que me suponga un reto motivador, y en el que el
llano brille por su ausencia.
A partir de ahí, a entrenar para
ello, a tener paciencia, a escuchar a los que saben y a ir superando en el día
a día la fuerza más poderosa del universo….LA JODIDA GRAVEDAD!.
Cambio de chip y a disfrutar de otros retos |
Pero nada, yo necio, que para eso
me he apuntado a AlpedHuez, para subir hasta el cielo y más allá. Como decía al
principio tenía un plan….un gran plan….un sencillo plan….”Mejorar subiendo en
bici”.
Con un par, planazo!!!.
De mano, las primeras salidas
después de un duro invierno gastando cubierta en el rodillo, me traen la
primera de las alegrías y no es otra que el saber que los ajustes de la bici,
unidas a las largas horas de gimnasio, han funcionado y aunque la hernia
siempre te recuerda que está ahí, parece que podré estar sobre la bicicleta de
seguido más de la hora a la que estaba condenado el pasado año. Poco a poco,
voy aumentando tiempo sobre la bici y sobre todo desnivel. Aunque en cuanto
llega el llano me apetece tumbarme y empezar a quemar biela, soy firme y
mantengo una postura “globera” a sabiendas de que es el precio de la
maravillosa sensación de que el dolor se quede en ligera molestia.
Con los meses, consigo ir
subiendo puertos como La Fumarea, La Cruz, San Lorenzo o Coto Bello y sintiendo
como paso a paso los porcentajes en los que mi pedaleo perdía ritmo y mi pulso
se disparaba, cada vez son más altos y puntito a puntito suben como la bolsa en
días de optimismo.
Ya en Junio y “oliendo Francia”
me llega el reto de la Clásica Lagos de Covadonga.
El concepto de por qué me apunté era claro, sino soy capaz de llegar en esa fecha a hacer eso con dignidad, no tengo muchas opciones de hacer un buen papel en AlpedHuez, ¿sin presión casi eh?.
El concepto de por qué me apunté era claro, sino soy capaz de llegar en esa fecha a hacer eso con dignidad, no tengo muchas opciones de hacer un buen papel en AlpedHuez, ¿sin presión casi eh?.
Si que es mucha presión
plantearte algo en esos términos. Máxime cuando en el momento de planteártelo,
la respuesta a la pregunta ¿puedes hacerlo? se va en un altísimo porcentaje de
opciones al NO rotundo. Es mucha presión, pero es un realismo absoluto.
Hablamos de una marcha de 110Km con algo más de 2000m de desnivel positivo y,
aunque los desniveles máximos de lagos superan a los de AlpedHUez, un final
tras esos 110Km sin el regalo francés de tener que correr 22Km con las piernas
temblando tras el esfuerzo, o lo hacíamos con dignidad, o estábamos realmente
fastidiados.
Con la mejor de las compañías (el
camino a AlpedHuez no sería lo mismo sin compartirlo con Sergio), arrancamos
pasadas las 9 de Cangas de Onis. Los nervios que hacía tiempo no sentía, han
vuelto y llevo el estómago bastante tocado.
Van pasando los kilómetros con
cierta tensión por rodar siempre en grupo sin conocer a los de al lado y
hablamos poco. Según se avanza, los grupos se estiran y reducen con lo que es
más fácil el charlar un poco y el rodar cómodo nos hace disfrutar bastante. El
único objetivo es no ir delante de la ambulancia y ese de momento va cubierto.
Sobre el kilómetro 50 empieza el
primer puerto El Alto de La Tornería, un puerto corto con unos duros kilómetros
finales que superan el 10%. En las primeras rampas y sin previo aviso, Sergio
sale como un tiro y me doy cuenta de que su ritmo es una utopía para mí. Pienso
que subiendo como voy (que voy bien) lo mantendré a una distancia razonable
pero, madre mía! cómo sube!. En apenas 100m me ha sacado 200 y lo veo pasar
gente como un poseso….¡¡eso es un escalador!!. Yo a lo mío, sin querer meter el
30 voy subiendo y con bastante esfuerzo (más del esperado) corono y me reúno
con Sergio que lleva rato esperando.
Disfrutando subiendo La Robellada |
Hasta allí llegaríamos en un
grupo en el que si fue tal vez el único momento de velocidad de toda la prueba.
Nos fuimos relevando en llano hasta coger a otro grupo que iba por delante y si
nos pusimos un poco a prueba con muy buenas sensaciones.
Por fin Covadonga. Breve parada
en el avituallamiento y nos emplazamos a vernos arriba. Visto lo visto en La
Tornería, pienso que Sergio me sacará un montón de minutos así que quedamos en
que se abrigará y me esperará arriba para bajar juntos.
Comienzo la subida tranquilo y
enseguida me doy cuenta de que hoy es mi día!. Con el pulso controlado y una
sensación fenomenal en las piernas, mantengo un ritmo muy alegre y vivo que me
hace ser cada vez más optimista y que consigue que disfrute como un enano. Hago
toda la subida “siendo yo”, bromeo con los que nos animan, con los compañeros e
incluso me permito “levantar a la grada” en la curva final de la temible
Huesera. No hay nadie de los que nos animen que no nos diga aquello de “ya queda
poco”, la verdad es que la visibilidad no va más allá de 10 metros con los que
ni idea de lo que queda, pero cada vez que la pendiente suaviza yo aprieto un
poco y me siento fenomenal.
Entro en la zona de vallas y
aunque se pone hacia arriba, mantengo el plato grande y tiro como un animalito,
me echo encima de un grupo de cuatro que van muy despacio y tengo que frenar,
cambio el plato y la cadena se sale hacia dentro ¡no fastidies…¿ahora?!!. Por
suerte la vuelvo a poner con el desviador y ya despacio cruzo la línea.
Apenas hay tiempo para
celebración ya que enseguida giramos y hacia abajo. Busco la zona de
guardarropa intentando ver a Sergio, al que imagino ya cambiado y aburrido de
esperar. Lo veo y nada mas saludarnos me dice “si acabo de llegar”!. Eso solo
confirma las sensaciones tan fabulosas con las que he subido. Nos abrazamos y
con el subidón en el cuerpo nos abrigamos y tiramos para abajo (que aún habría
que hacer 23Km más hasta el coche).
En resumen, un test aprobado con
notaza y que me da alas de cara a lo que se me viene encima. Al margen de
puestos y tiempos, las sensaciones de fuerza que tuve, me hacen ser
tremendamente optimista y confirmar la confianza en como estamos preparando
este reto.
El próximo fin de semana debutaré
en triatlón este año, nada menos que con un media distancia en Madrid. Aún no tengo
muy claro si mantenerme conservador, como siempre hago, o “desmelenarme” con un
a ver que pasa? , no conozco los circuitos aunque parecen durillos (sobre todo
el de bici), pero dado el tiempo que falta para AlpedHuez, pienso que puedo
asumir el riesgo de una petada y que habrá que intentar salir de la zona de
confort a ver que pasa. Lo que seguro que si pasa es que de nuevo disfrutaré de
la compañía de Sergio en otro pasito más en el camino a nuestro sueño.
Imagen que esperemos se repita muchas veces!!!! |
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