Está bastante
claro que la línea de la preparación de un ironman tiene que ser un perfil de
diente de sierra. En este viaje la alternancia de momentos eufóricos con otros
en los que parece que la empresa es imposible, se suceden de manera casi
continua. Lo que si parece también claro, es que según nos acercamos a la fecha
clave, estos dientes se vuelven más apretados y ya no hay forma de distinguir
entre picos y valles de manera clara, porque estos se suceden de una manera
alarmantemente rápida.
Imprescindible mantener la motivación bien arriba! |
En mi caso, los
momentos altos han predominado sobre los valles, aunque el maldito dolor que me
destroza en cuanto paso sobre la bici un poco más tiempo de lo debido, ha
estado sin duda siendo el, casi exclusivo, protagonista de esos momentos en los
que “no lo veo claro”.
Este sábado se
ha convertido en una hoja de sierra muy muy fina. Hemos pasado por todos los
estados en un espacio de tiempo muy corto. Durante las más de cuatro horas de
bici que hemos estado haciendo sobre el circuito del ironman, ha habido tiempo
para sentirme fuerte y, lamentablemente, ha habido tiempo para POR PRIMERA VEZ
EN 9 MESES, llegar a estar convencido de que no podré hacer este reto.
Llevo dándole
muchas vueltas a si escribir esto o no, no me gusta el concepto de victimismo,
y ni por asomo estoy buscando excusas a un posible fracaso (si es que a estas
alturas se puede llegar a hablar de fracaso…), pero si creo que si la idea de
este blog es contar como ha sido el camino de preparación, es de justicia que
cuente los peores momentos.
Insisto que no
estoy buscando palmaditas en la espalda ni trato de aumentar la épica de esta
prueba, ni por supuesto intento poner un colchón que haga más blanda una caída
que tengo descartada. Pero lo cierto es que uno de los motivos de este blog es
que dentro de unos años (imaginaros llegar a hacerlo con un nieto…) pueda
releerlo y decir “¡ese era yo!”. Siendo así, tengo que ser lo más transparente
posible y aunque lo ocurrido el sábado no me gusta en absoluto…lo dejaremos
escrito, sacaremos la conclusión positiva y pasaremos página.
El sábado junto
con Jose, Milín y Lodi (grandes los trimineitors!), nos fuimos a As Pontes a
hacer un último reconocimiento del circuito de bici. El plan es dar dos vueltas
(120Km) y luego probar el agua del lago.
No me quiero
extender demasiado, y el resumen es que tras aguantar con algunas molestias la
primera vuelta, y en un tiempo razonable a pesar del fuerte viento (habrá que
hacer ofrendas a Eolo para que el día del ironman tenga un poco de piedad), la
segunda se convirtió en un calvario.
Al poco de
acabar el puertecillo inicial, las molestias se acentuaron y el ya conocido
dolor de la zona lumbar se hizo muy intenso dejándome la pierna izquierda sin
fuerza y con mucho dolor. Trato de cambiar de postura, de estirar, de acelerar,
de aflojar…..nada…no hay manera.
De repente, me
veo llorando encima de la bicicleta. El dolor se junta con la impotencia, la
frustración, el sentimiento de “injusticia”, la desesperación….y sin poder
evitarlo, me empiezan a caer lágrimas y me pongo a “moquear” como un chiquillo.
No es fácil sobrellevar esto, porque realmente piensas que no merece la pena,
tienes 41 años, una vida a la que se le puede pedir poco más….y estás llorando
encima de una bicicleta, realmente es jodido verle el sentido.
Milín viene por
detrás y me pilla en plena crisis, creo que se asusta un poco y acierto a oírle
decir algo como “joder, joder…para por favor, por favor…”. No quiero pararme,
si me paro…no me subo más.
Continúo unos 5
minutos más y…..me tengo que parar!!. El dolor es insufrible, me paro, dejo
caer la bici y me tumbo en el suelo….no puedo más!!.
Es lo que hay. Demasiado tarde para pensar en otra cosa. |
En ese momento,
con unos 85Km recorridos, pienso que se acabó, que he hecho todo lo posible
pero que teniendo en cuenta que no he llegado a hacer ni la mitad de la bici,
es imposible pensar que pueda completarlo. No en estas condiciones.
Al poco soy
consciente de la situación. Un ciclista en el suelo, dos alrededor de él y otro
hablando por el móvil. Como conductor no me gustaría ver esto, así que me
levanto y me voy a caminar un poco alejado del resto. No se que decirles, ni se
que pensar, pero es que estoy totalmente desbordado.
Vuelvo y lo
primero que les digo a Jose y Milín es “me borro…no puedo”. Aparte de las
típicas frases de ánimo, me tengo que quedar con una…”si te borras tú…nos
borramos nosotros”…joder!!...seguro que con lo que llevan entrenado, los
cabrones no lo cumplirían, pero que grandes!!.
De mano me
planteo volver directo a la salida, pero quedan unos tres o cuatro kilómetros
hasta la vuelta oficial, así que ánimo arriba y a por ello. Por extraño que
parezca, el dolor desaparece con cada parada y tarda un poco en volver.
Para cuando lo
hace, ya estamos de vuelta y la verdad es que parece que duele menos, así que
me doy un “chute anímico” y soy yo el que quiere completar el circuito (en la
vuelta hay que desviarse para hacer unos 6Km extras por un recorrido bastante
incómodo). La vuelta la hago relativamente bien y, aunque duele algo, puedo
apretar y vamos bromeando haciendo cambios de ritmo fuertes que al final “suman”
como entreno.
Dejamos la bici
con algo más de 120Km completados a un ritmo neto entorno a los 28 km/h y uno real (con las
paradas) de unos 25. Suficiente.
Me abrazo a mis
compañeros de ruta y les agradezco una vez más que estén ahí cuando hacen falta.
Después,
probamos el agua del lago y somos conscientes que la primera vuelta del iron
servirá para descongelarnos, ya que a las 7 de la mañana….no es previsible que
el agua esté muy caliente.
En definitiva,
tras esta experiencia he tomado algunas decisiones para tratar de minimizar los
daños de este puñetero dolor.
Por un lado,
suavizaré los entrenos de bici ya que son los únicos que me provocan el dolor,
el fondo está cogido y creo que vale más llegar un poco “peor de forma” y
descansado que no seguir forzando (al margen de que psicológicamente no podría
soportar otro momento como el pasado). Por otro, y muy a mi pesar, lo trataré
con antiinflamatorios; como no estoy de tomar nada nunca, es de esperar que me
ayude. Por último, me prepararé mentalmente para un ejercicio de
“supervivencia” en la bici. Será una lástima ver pasar los minutos, pero
estando ya aquí me tiene que dar igual hacer 13 o 15 horas. Tengo 16 para
acabar ¿no?, pues al toro chavalín!!!!!
ALGO MAS QUE UN GRUPIN DE AMIGOS! |
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